Atormentada Serbia

por Manuel Coma, 29 de diciembre de 2003

(Publicado en ABC, el 29 de diciembre de 2003)
 
Las elecciones parlamentarias de ayer en Serbia recuerdan lo que Churchill decía de la democracia: un mal sistema de gobierno, si bien el menos malo de los conocidos. En Occidente tratamos de promocionarlo o incluso imponerlo como solución a problemas políticos endémicos, pero como mejor funciona es cuando llega como premio a la superación previa de esos problemas.
 
En los fragmentos de la antigua Yugoslavia la democracia ha venido de la mano de la pacificación, pero no ha conseguido superar la devastadora herencia de cuarenta años de comunismo y diez de belicismo nacionalista. El cansancio de guerra y corrupción facilitó el terreno a la intervención exterior, pero como el nuevo régimen no resultó una panacea, el nacionalismo está ahora volviendo por sus fueros. En Croacia ha vuelto al poder, en Bosnia se elige a los radicales de cada grupo étnico, y ni en Kósovo ni en Macedonia hay reconciliación de albaneses y eslavos.
 
Y ahora en Serbia, donde el abstencionismo electoral suele ser tan alto que invalida las elecciones, la perspectiva anunciada por las encuestas es una victoria del hipernacionalista Partido Radical de Seselj, si bien en buena medida casi todos los partidos tratan de hacer bandera del patriotismo autocomplaciente y acrítico, hasta el punto de que el tema estrella de la campaña electoral ha sido la colaboración con el Tribunal de La Haya que juzga los crímenes contra la humanidad cometidos durante las guerras de desintegración de Yugoslavia, cuyo principal promotor fue Milósevic, el cual no ha dejado de utilizar su autodefensa para seguir atizando las pasiones políticas en su país. La colaboración ha sido siempre problemática y fruto del precio impuesto por la Unión Europea para la concesión de cualquier tipo de ayuda y encuentra cada vez mayor resistencia.
 
Como aspectos positivos hay que señalar un aumento notable de la participación, situándose entorno al 60 por ciento, y el desarrollo pacífico del acto. Pero si las previsiones se cumplen, el Partido Radical obtendría la cuarta parte del voto y las fuerzas democráticas que expulsaron a Milósevic y se mantuvieron tres años en el poder seguirían tan atomizadas y divididas por luchas intestinas como siempre, mientras que hasta cuatro acusados de crímenes de guerra, dos de ellos ya en La Haya, Milósevic y Seselj, habría obtenido actas. Nada que facilite la colaboración con Europa ni la salida a los intricados problemas del país.