Cuando todo está perdido

por Rafael L. Bardají, 18 de diciembre de 2019

 

“Cuando todo está perdido” es una película protagonizada por Robert Redford en la que un navegante en solitario va padeciendo toda una cadena de percances, incluyendo perder su nave e, incluso, la balsa salvavidas en la que se cobija. Siguiendo la ley de Murphy, todo lo que le puede ir mal, le va mal. Normalmente la recomendaría a los aficionados a la navegación y amantes del mar, por lo bien que expresa el aguante, el coraje y la lucha por la supervivencia de quien se enfrenta solo a todas las adversidades. Hoy, desgraciadamente, debería recomendarla a una buena parte de españoles que nos encontramos abandonados, a la deriva y con un barco, nuestra España, que corre el peligro de irse a pique por la traición de unos y la incompetencia de otros. Si aceptamos con resignación y pasividad el destino que unos cuantos están forjando para todos nosotros, acabaremos hundidos sin remedio. Si luchamos hasta el mismísimo final, como hace Robert Redford, quizá consigamos llegar a puerto. Pero no podemos equivocarnos. Un sólo fallo y nos vamos a pique irremisiblemente. Ese es nuestro dilema como españoles.

 

La carta de navegación del gobierno socialcomunista de Pedro y Pablo ya sabemos cuál es. Tenemos sobrados ejemplos recientes, de Venezuela a Grecia. Y sabemos que todos han acabado mal. la izquierda es depredadora, abusiva y liberticida y su única forma de supervivencia es el empobrecimiento de los demás. Es así. Por eso lo que nos prometen de salarios mínimos más elevados, congelación de los precios de alquileres, educación gratuita de la cuna a la tumba, “verdización” de la economía y de cualquier otra ocurrencia que nos digan se basa en la redistribución de la riqueza, de quien la genera y de quien la detenta hacia ellos, la casta gerencial en el poder. Y precisamente porque se instalan en su propio bienestar, no ha habido comunista alguno que haya dejado su poltrona voluntariamente.

 

Lo peor de los designios que nos guarda el socialcomunismo español del siglo XXI es que vienen no para instalarse en el poder, sino para incrustarse en el Estado y quedarse con él. Se mantendrán a flote económico gracias a la argentinización de España, corralito incluido, pero deberán acallar cualquier voz de oposición mediante la venezolización de la vida política. Esto es, demonizarán a la oposición mientras avanzan hacia su eliminación. Sin contemplaciones y por los medios que sean.  De lo contrario se arriesgarían a algo que no contemplan: perder el poder por las urnas. Para la izquierda, la política es la continuación de la guerra, por otros medios. Y todo vale con tal de la derrota sin paliativos del enemigo. Para ellos no puede haber ni entendimiento ni tregua, sólo una guerra total y una victoria aplastante. 

 

En ese sentido, no es el régimen del 78 lo que está en juego: es la democracia y el ser de España lo que está en el tapete. No puede haber fragmentación de la nación española mientras haya democracia y la mayoría de españoles se aferren a su patria. Pero las libertades y los equilibrios de poder no van a frenar a una izquierda que históricamente es golpista y a unos bolcheviques que sólo respetan la revolución que ellos hacen. La lucha de Moncloa contra los gobiernos regionales de Andalucía y Madrid son una primera señal de cómo se las gastan. Luego por vendrán los acosos, la demonización y los intentos de ilegalización de quienes le planten cara. 

 

Al final irán a por todas y por todos, pero de momento no parece que ni C’s ni PP estén comprendiendo el alcance del cambio que se nos viene encima. No digo que se alegren, pero si Sánchez e Iglesias ponen coto al campo de actuación de Vox, o incluso, lo manda a la cuneta política mediante artimañas legales, directa o indirectamente, no me dan que vayan a poner el grito en el cielo por ello. Al fin y al cabo ¿a quién va a beneficiar más la desaparición de un competidor? C’s está perdido intentando encontrar su espacio; el PP está perdido porque sólo busca que se le reconozca que es el líder de la oposición. Pero qué tiempos aquellos en los que había un líder oficial de la oposición, con su coche, escolta, despacho y todo.

 

La única fuerza de oposición real a los planes del gobierno socialcomunista y separatista es Vox. por desgracia aún no con la necesaria entidad política para encontrarse a salvo. Cierto, ilegalizar a un partido con casi cuatro millones de votantes no se puede hacer de la noche a la mañana, pero se puede hacer más fácil cuando interesa a todos los demás. El gobierno necesitará una oposición domesticada con la que salvaguardar la imagen de democracia que quieran vender en el mundo. Mientras el PP sólo se preocupe de ser el centro de la oposición, avanza inexorablemente a convertirse en comparsa del cambio de régimen que nos aguarda, lo justifiquen como lo justifiquen. Ni me desvelaría el destino de los patriotas y conservadores españoles si hubiera elecciones libres en el futuro. Pero para la izquierda en el poder las únicas elecciones libres son aquellas que le dan siempre ganador. Y en nuestro caso harán lo imposible por acabar con la oposición y por agrandar su clientelismo. Una receta letal para la Libertad y la democracia.

 

Lo que viene no es un gobierno cualquiera, ni entramos en una legislatura normal. Vamos al vaciamiento de la democracia, a la limitación de libertades y a la imposición del pensamiento único de la izquierda intolerante. Es lo que tenemos gracias a una derecha cobarde. Ahora el reto es saberse qué batallas dar y cómo darlas para lograr hacer avanzar la resistencia a los planes totalitarios y disolventes del PSOE, Podemos, separatistas y regionalistas varios. No podemos fallar.