Derrota made in Washington

por Amir Taheri, 24 de septiembre de 2007

Mientras algunos políticos norteamericanos afirman que la guerra está perdida, un análisis más general de la lucha existencial entre las dos visiones del mundo puede proporcionar una imagen distinta.
 
El truco que utiliza el partido de la derrota es simple: reducir la lucha general a la guerra de Irak, y a continuación reducirla aún más al éxito o el fracaso del denominado 'incremento'; después proceder a demostrar que, a pesar de la presencia de 22.000 efectivos norteamericanos adicionales, los terroristas aún logran perpetrar ataques suicida. La conclusión: la guerra está perdida; salgamos corriendo tan rápido como podamos.
 
Sin embargo, el 'incremento' como tal no es el tema.
 
No hay duda de que la llegada de tropas norteamericanas adicionales ha ayudado a mejorar la seguridad en zonas de Irak.
 
Sin embargo, cualquier éxito que el 'incremento' pudiera haber tenido se debe al impacto psicológico de la decisión del Presidente George W Bush de aumentar la cifra de tropas norteamericanas en lugar de salir corriendo apresuradamente.
 
El verdadero tema en Irak, como en todos los demás escenarios de la guerra global contra los terroristas, siempre ha sido el del compromiso y resolución, especialmente por parte de aquellos que tienen poder para marcar la diferencia.
 
En lugar de entrar en un debate acerca de la cifra real de atentados suicida, observemos algunos avances positivos que nadie puede negar:
 
Los jeques tribales árabes sunitas en la en tiempos caótica provincia de Anbar han decidido dar el callo y tomar las armas contra Al Qaeda, incluso si esto significa colaborar con los americanos.
 
Los principales grupos árabes sunitas armados, incluyendo la Brigada 1920 y el Ejército Islámico de Irak, han cambiado de bando accediendo a trabajar con el gobierno iraquí en contra de los terroristas extranjeros.
 
Por la parte chiíta, Muqtada Al Sadr ha ordenado deponer las armas a su Ejército del Mahdi durante los seis próximos meses. Sadr tomaba la decisión después de que docenas de sus mandos, antes miembros de la Guardia Republicana de Saddam Hussein, decidieran pasar al bando del gobierno.
 
Otro grupo chiíta de control iraní, conocido como Dar Alá (la venganza de Alá) también ha sufrido importantes reveses con docenas de muertos y cifras significativas capturadas por el nuevo ejército iraquí.
 
El repliegue británico de Basora no condujo a la toma de control por parte de agentes de Irán, aunque tanto Sadr como Dar Alá tantearon las aguas. En su lugar, el ejército y la policía iraquíes, con el apoyo de grupos nacionalistas chiítas tales como Fadila (virtud) y el Consejo Islámico de Irak, controlan la segunda mayor ciudad de Irak. El baño de sangre de Basora, predicho por algunos críticos, no se ha materializado.
 
Los diversos bloques políticos, tanto sunitas como chiítas, que se han retirado del parlamento iraquí a lo largo de su largo receso veraniego, han puesto fin a su boicot.
 
La coalición gubernamental del Primer Ministro Nuri al-Maliki ha logrado un nuevo mandato con la reafirmación del apoyo por parte de los tres bloques de partidos que alcanzan el 85% de los escaños del parlamento.
 
Mientras el parlamento se prepara para una nueva legislatura, se desvela todo un programa legislativo que trata temas clave tales como el reparto de los ingresos del petróleo, las elecciones municipales y el federalismo.
 
La mayor parte de los estados árabes han puesto fin a su boicot al nuevo Irak y enviado misiones diplomáticas a Bagdad para abrir embajadas. Francia también ha puesto fin a su boicot y enviado a Bagdad al Ministro de Exteriores Bernard Kouchner con un mensaje de apoyo.
 
Se prevé que Naciones Unidas, esperando mejorar su historial, también nombre un nuevo alto representante para Bagdad con el fin de reanimar sus programas congelados.
 
Cualquiera que visite Irak hoy puede darse un paseo por los vecindarios 'arrebatados' a los terroristas, incluyendo por lugares tales como Basora, donde no hay tropas americanas. Un flujo de desplazados está comenzando a volver a las zonas que se habían convertido en vertederos a causa de guerras de baja estofa entre colectivos religiosos.
 
Los líderes religiosos de las comunidades árabes sunita y chiíta, asistiendo a una 'Conferencia de Reconciliación Nacional' en Redwaniyah, han denunciado el sectarismo y prometido apoyo al nuevo Irak.
 
Al Qaeda ha tenido que posponer su promesa de anunciar formalmente la creación del denominado Emirato Islámico de Irak en tres ocasiones. El pasado octubre, Al Qaeda prometía difundir una nueva divisa para su 'emirato islámico' putativo, y la designación de un 'Consejo de Gobierno'. Sin embargo, esas fantasías tuvieron que ser archivadas mientras Al Qaeda perdía sus enclaves seguros en unos cuantos lugares de las provincias de Anbar, Diyala y Salahuddin.
 
A juzgar por el ruido de las páginas pro-terror en el ciberespacio, Al Qaeda está haciendo frente a problemas de reclutamiento para la guerra en Irak. Un gurú de Al Qaeda, que utiliza el nombre de guerra de Jeque Bassir Al-Najdi, advertía de que la organización era incapaz de reemplazar a 'los mártires perdidos' en Irak. Nadie sabe cuántos terroristas han sido abatidos en los seis últimos meses. Sin embargo, el vicio de los círculos pro-terroristas reza que toda una generación de jihadistas ha sido eliminada. La industria funeraria de aquellos países árabes en los que se originan los jihadistas está en alza.
 
Lo que es más importante, quizá, la cifra de desertores de Al Qaeda está creciendo. Solamente en Arabia Saudí, cifras significativas de ex jihadistas en Irak se han rendido a las autoridades e ingresado en programas de rehabilitación. Algunos han aparecido en la televisión para arrepentirse de sus obras criminales en Irak e instar a 'los fieles' a combatir a Al Qaeda.
 
Dentro de Irak, Al Qaeda no ha sido capaz de reemplazar a cinco mandos clave al menos abatidos o capturados en los seis últimos meses.
 
Lo que es seguro es que la tendencia política se está volviendo en favor del nuevo Irak.
 
Al igual que en cualquier guerra, lo que cuenta en esta es la mentalidad de los protagonistas. Ninguna guerra se gana con un discurso derrotista.
 
El 'incremento' era una señal política de que Estados Unidos no tenía intención de arrojar la toalla. Esa señal persuadió a los guardianes de Irak y, más allá de él, al mundo árabe en general, de tomar partido. La mayor parte eligió el bando del nuevo Irak contra sus enemigos externos o internos.
 
Estados Unidos y sus aliados iraquíes no pueden ser derrotados en Irak. Sin embargo, la derrota podría ser prefabricada en Washington, donde parte de la élite norteamericana lo pretende con el fin de ganar la guerra política nacional.
 
Cada vez que un líder político norteamericano habla de derrota, está instando a los terroristas, disuadiendo a los aliados, señalando a los vigilantes que busquen en otra parte, y así prolonga la guerra.
 
No son los 22.000 efectivos norteamericanos más o menos lo que determinará el resultado de la guerra en un país del tamaño de Francia. Lo que podría persuadir a los terroristas y las bandas sectarias de que su causa está perdida es la percepción de que detrás de esas 22.000 tropas se encuentra una nación, una 'superpotencia' a esos efectos decidida a no rendirse al terror. Una América unida puede ganar con aún menos tropas, sirviendo como símbolos del compromiso norteamericano. Una América dividida perderá incluso si la cifra de esas tropas se duplica.
 
Para ganar en Irak, los americanos necesitan poner fin a su propia guerra partidista en la materia.

 
Amir Taheri es periodista iraní formado en Teherán. Era el editor jefe del principal diario de Iran, el Kayhán, hasta la llegada de Jomeini en 1979. Después ha trabajado en Jeune Afrique, el London Sunday Times, el Times, el Daily Telegraph, The Guardian, Daily Mail, el International Herald Tribune, The Wall Street Journal, The New York Times, The Los Angeles Times, Newsday y el The Washington Post, entre otros. Actualmente trabaja en el semanario alemán Focus, ha publicado más de una veintena de libros traducidos a 20 idiomas, es miembro de Benador Associates y dirige la revista francesa Politique Internationale.
 
 
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