El cambio en el País Vasco, gracias a Arzallus y a Aznar
por Pedro Fernández Barbadillo, 4 de junio de 2009
En memoria de Adolfo Careaga, diputado liberal por Vizcaya (1923-2009)
Hace un año, José Luis Rodríguez Zapatero y su corte contemplaban el futuro con absoluta placidez. Pese a una legislatura marcada por el rencor fomentado desde el Gobierno, el aislamiento internacional, la fragmentación de España con los nuevos estatutos, el conchabeo con ETA y la contestación social en las calles, el PSOE había sumado más de 11 millones de votos y ampliado su grupo en el Congreso. Aunque había engullido parte de los votos y diputados de sus aliados (Izquierda Unida, BNG, Esquerra Republicana de Cataluña y PNV), seguía alcanzando la mayoría absoluta gracias a que tenía pactos con ellos en las comunidades catalana, vasca y gallega. A los lacayos se había unido Unión del Pueblo Navarro y en el PP aparecían muestras de división al negarse a dimitir Mariano Rajoy después de su segunda derrota. Esa tranquilidad ha dado paso al miedo. Desde el verano pasado, los desastres se acumulan a la puerta de La Moncloa: crisis mundial, cuatro millones de parados como mínimo, derrota electoral en Galicia y soledad parlamentaria.
A la vista del comportamiento de estos últimos años de la Generación ZP, es lícito afirmar que el principal instinto que mueve a los aparatchiks socialistas es la consecución del poder y su mantenimiento. Por eso, marcaron al PP como un partido apestado y lo motejaron de derecha extrema. Una vez eliminado el PP, el PSOE podría asentarse en el Gobierno durante décadas[1]. Esta vocación al coche oficial se ha extendido a todas las federaciones del PSOE. Así, el PSC pactó con ERC y con ICV para hacerse con la Generalidad pese al deseo de ZP de que los socialistas catalanes se aviniesen a ser comparsas de CiU.
Uno de los planes de los socialistas para ganar más poder y someter a sus aliados era la victoria en las elecciones autonómicas vascas de un año más tarde. Desde 1977, en todas las elecciones el PNV había sido el partido más votado, salvo en las generales de 1993, en que el PSOE, recién fusionado con Euskadiko Ezkerra, le superó por poco más de 5.000 votos. Quince años después, en marzo de 2008, la excepción se repitió: el PSOE quedó primero, con 430.000 votos, y el PNV segundo con 306.000. ZP y sus mariscales, desde José Blanco a Ramón Jáuregui, ya contaban una victoria en votos y escaños sobre el PNV, un nuevo gobierno de coalición con el PNV a las órdenes de López en Vitoria y de ZP en Madrid, y un proceso de reformas calmadas a la catalana. Sin embargo, el hombre propone y Dios dispone.
En un año, el PSOE pierde 115.000 votos
Pese a las seguridades de Francisco López, convertido en Patxi Lehendakari[2], pese a las encuestas y pese a las palabras seductoras de ZP, el PNV volvió a ganar. ¡En un solo año, el PSOE ha perdido la cuarta parte de sus votos: 115.000! En el otro lado, el PNV captaba 90.000 votantes, casi un tercio más. Con una participación que únicamente difería en menos de 8.200 personas, el bloque no abertzale (PSOE, PP y UPYD) bajaba de 650.570 papeletas a 486.493, mientras que el abertzale (PNV, EA, Aralar y Ezker Batua) subía de 436.891 a 536.685.
ELECCIONES |
GENERALES 2008 |
AUTONÓMICAS 2009 |
Participación |
1.140.511 |
1.148.697 |
PSE-EE-PSOE |
430.690 |
318.112 |
PNV |
306.128 |
399.600 |
PP |
209.244 |
146.148 |
IU/EB |
50.403 |
36.373 |
E. ALKARTAS. |
50.371 |
38.198 |
ARALAR |
29.989 |
62.514 |
UPYD |
10.636 |
22.233 |
En blanco |
20.682 |
11.562 |
Nulos |
11.190 |
100.939 |
El vuelco en un solo año muestra de nuevo la peculiaridad en las regiones con un partido nacionalista fuerte de que las elecciones generales las gana un partido nacional y las autonómicas un partido regional: igual ocurre en Cataluña, donde las elecciones a Cortes Generales las gana el PSC-PSOE y las elecciones al Parlamento autonómico, CiU.
Cabe deducir que varios miles de votantes del PP en 2008 habrán optado en 2009 por López ante la posibilidad de que éste ganase. También entra dentro de lo lógico suponer trasvases de votantes de Eusko Alkartasuna al PNV y de Izquierda Unida a Aralar. Pero las dos oscilaciones más bruscas, la volatilización de 110.000 votantes socialistas y la aparición de 93.000 peneuvistas, sólo se pueden explicar por el paso de muchos electores del PSOE al PNV. Y es comprensible. Los partidos mayoritarios siempre cuentan con un porcentaje de voto emocional o irracional, que se decide en función de atentados terroristas, de invocaciones a los de la tierra o de lo políticamente correcto (candidaturas de mujeres, películas sobre la guerra civil, el aborto como derecho). ¿Sorprendente? En absoluto.
En la vecina Cantabria, los socialistas no dudaron en 2003 en entregar la presidencia del gobierno local al regionalista Miguel Ángel Revilla, que había obtenido el 19% de los votos frente a casi el 31% del PSOE; cuatro años más tarde, el PSOE perdió más de seis puntos y fue superado por Revilla, mientras el PP apenas bajaba dos puntos. Al aliarse con regionalistas y nacionalistas, el PSOE legitima a estos partidos ante sus electores menos ideologizados. Lo mismo ocurre en Vascongadas. En estos años, el PSOE y el PNV han mantenido un pacto de acero: los parlamentarios del PNV en las Cortes aprobaban los Presupuestos Generales del Estado mientras que los socialistas vascos sancionaban los elaborados por Juan José Ibarretxe. Además, los socialistas han apoyado al PNV en administraciones como el Ayuntamiento de Guecho y la Diputación de Álava. Y ambos partidos hablan de Euskadi, del derecho a decidir y de un PP facha. En estas circunstancias, numerosos votantes de Eibar o Baracaldo no sienten como una contradicción entregar su voto al PSOE o al PNV en función de las elecciones.
El voto nulo, pedido por los etarras, supuso 100.000 papeletas. En 2005, las candidaturas del Partido Comunista de las Tierras Vascas sumaron 150.000 y en 2001 las de Euskal Herritarrok 143.000, por lo que, si se acepta que prácticamente todo el voto nulo corresponde a proetarras, la consecuencia es que asistimos a una huida imparable de este mundo repugnante.
Antes de empezar nuestro análisis quiero destacar que el PNV nunca ha gozado de la mayoría absoluta del Parlamento vasco ni de los votos válidos. Su posición hegemónica se debe a las alianzas que ha trenzado con el resto de los partidos. Gracias a su posición central en la política vasca y a su hiperlegitimidad ante la comunidad abertzale, así como ante los políticos y medios de comunicación de Madrid, que veían en él un valladar contra el terrorismo o un aliado en las Cortes, el PNV ha gobernado usando como muleta unas veces a los socialistas vascos y otras a su antigua escisión Eusko Alkartasuna, sin desdeñar el apoyo de las marcas de ETA (Batasuna, Euskal Herritarrok, PCTV). Entre 1999 y 2005, Juan José Ibarretxe fue investido como presidente en tres ocasiones; en la primera y en la tercera lo fue con votos de parlamentarios de Euskal Herritarrok y del PCTV. El recién retirado político alavés obtuvo el apoyo de los proetarras para la aprobación de su plan separatista y luego el de los socialistas para la sanción de sus presupuestos autonómicos en cuatro ocasiones.
Dos factores ajenos a Rodríguez y López
La elección de Francisco López como lendakari no se debe únicamente a los votantes socialistas, sino, sobre todo, a dos factores colocados hace tiempo en la autonomía vasca pero que han tardado varios años en producir sus efectos.
El primer factor es el sistema electoral para el Parlamento vasco: 25 diputados por provincia, con independencia de su población. Se trata de la norma electoral más opuesta al principio de una persona, un voto, pues un escaño en Álava cuesta unos 5.000, en Vizcaya 25.000 y en Guipúzcoa 15.000; dicho de otra manera, cada alavés vale por cinco vizcaínos o tres guipuzcoanos.
Este sistema se estableció por dos motivos. El primero respondía a la ideología peneuvista, completamente reaccionaria, de representar a los territorios y no a las personas, pues éstas pasan mientras que los primeros permanecen. El segundo, a una estrategia para no alejar a los alaveses y los navarros de la comunidad autónoma vasca por miedo a ser fagocitados por los vizcaínos con un sistema completamente proporcional, pues sólo Vizcaya reúne más población que Navarra y Álava.
En Álava el voto al PSOE, al PP y a otros partidos no abertzales se ha asentado desde los años 90, de modo que el porcentaje que los dos primeros obtienen en las elecciones generales supera ya el 60%; en las celebradas en 2008, fue del 67%. El 1 de marzo, los tres partidos no abertzales sumaron el 57% del voto válido y 16 de los 25 escaños: casi han doblado la representación del bloque nacionalista.
En Vizcaya, PSOE y PP han obtenido 12 escaños, uno más que en 2005 y el mismo número que ha correspondido al PNV, con lo que lo anulan. El otro escaño es para Aralar. Y en Guipúzcoa, los dos aliados de gobierno han sumado 11, tres más que en las anteriores elecciones; el PNV queda con 10, los mismos que en 2005 y con menos votos; dos son para Aralar, uno para Ezker Batua y otro para EA.
Por tanto, en Vizcaya se produce un empate; en Guipúzcoa el bloque abertzale queda tres escaños por delante de PP y PSOE; pero en Álava, los socialistas, los populares y UPYD sacan una ventaja de siete parlamentarios a sus competidores. De la misma manera que la mayoría absoluta del PP en el Parlamento gallego se ganó en las provincias de La Coruña y Pontevedra, la mayoría absoluta de PSOE, PP y UPYD se produjo en Álava.
El segundo factor ha sido la aplicación de la Ley de Partidos, sin trampas por parte del Gobierno socialista. ZP había afirmado ante Iñaki Gabilondo en 2007 que Acción Nacionalista Vasca era un partido legal, que cumplía la ley y condenaba la violencia[3]. Y el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, se preguntó en vísperas de las elecciones municipales y locales de mayo de 2007, después de haber instado la ilegalización de una parte de las listas de ANV y de Sozialista Abertzaleak, si quizás no había ido demasiado lejos en su afán de cumplir la ley[4].
El periódico más cercano a Rodríguez Zapatero explicó el plan de éste, propio de un conspirador de un salón[5]:
José Luis Rodríguez Zapatero y quienes le acompañaron en el llamado proceso de paz intentaron durante meses que ANV se convirtiera en una plataforma política contra ETA, según fuentes solventes. La estrategia fracasó y ahora el Ejecutivo ha lanzado toda la fuerza del Estado de Derecho contra este partido y contra el PCTV para impedir que se presente a las elecciones generales del 9 de marzo. (
) La estrategia de Zapatero tenía como fin que ETA dejara las armas y, en paralelo, que la izquierda abertzale creara una formación política legal, equiparable a ERC, y que defendiera el independentismo, pero sin violencia.
ZP quería repetir la confluencia de la izquierda en un único bloque que se había producido en Cataluña y había permitido a los socialistas, pese a quedar detrás de CiU, llegar a la presidencia de la Generalidad. Pero la ruptura de las negociaciones entre ETA, Gobierno-PSOE y PNV dio al traste con ese plan. Entonces, con los datos de las elecciones de 2008 se elaboró uno nuevo: victoria socialista en las elecciones autonómicas y libertad para escoger aliado, que bien podía ser el PNV o también Eusko Alkartasuna, Aralar y Ezker Batua, engordados éstos con votantes de ANV/PCTV. Es decir, o repetir los gobiernos de coalición de José María Benegas y Ramón Jáuregui con José Antonio Ardanza o formar un gobierno de izquierdas. Este último proyecto se había intentado después de las elecciones locales de 2007, pero sin éxito. En una entrevista posterior a las elecciones, Patxi López invitó a EA y Ezker Batua a formar mayorías de progreso en instituciones como la Diputación de Guipúzcoa[6]. Quedaban excluidos del tablero de alianzas la derecha extrema del PP y la traidora Rosa Díez.
Los resultados que salieron de las urnas el 1 de marzo forzaron a López y a Rodríguez a cortejar a quienes habían despreciado. Merece la pena recordar algunas de las declaraciones de López de los últimos años[7] que demuestran su falta de principios morales y su deseo de encabezar un gobierno de izquierdas con los votantes proetarras:
estaríamos ciegos si no viéramos que en la izquierda abertzale está habiendo una reflexión que le puede llevar hacia el camino de la política y no de la violencia.
No se va a romper el proceso, porque éramos conscientes desde el inicio de que esto iba a ser difícil y largo, y ahora no podemos cambiar.
nos guste o no, De Juana Chaos ha cumplido la condena que le habían impuesto por sus asesinatos, y ahora está en prisión preventiva con una sentencia que no es firme por dos artículos amenazadores que publicó en un periódico.
El diálogo es una herramienta fundamental del Estado de Derecho.
si el PP no quiere buscaremos otras fórmulas sin ellos, y lo podremos conseguir
las palabras de Rajoy cada día son más preocupantes, porque para él todo vale. Y todo no vale. No vale enfrentar a la sociedad con tal de lograr un puñado de votos. Rajoy y el PP se arrepentirán.
Yo no voy a hacer un gobierno con un PP que sólo sabe hacer antinacionalismo y antisocialismo porque así no se construye nada en este país.
Una ley electoral querida por el PNV de Xavier Arzallus y una ley de partidos querida por el PP de José María Aznar son las dos herramientas que permiten a López entrar en Ajuria Enea como inquilino y no como visitante.
¡La tercera paradoja es que la victoria parlamentaria del PP y del PSE se produce con el peor resultado conjunto de ambos partidos desde las elecciones autonómicas desde 1994!
AÑO |
1994 |
1998 |
2001 |
2005 |
2009 |
PP |
146.960 |
251.743 |
326.933 |
210.614 |
146.148 |
PSE |
174.682 |
220.052 |
253.195 |
274.546 |
318.112 |
TOTAL |
311.642 |
471.795 |
581.128 |
485.160 |
464.260 |
El mejor resultado, tanto del PP como del bloque no abertzale, ocurrió en 2001, con Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo comprometidos a pactar antes de las elecciones del 13 de mayo[8]. Entonces, el bloque abertzale (PNV-EA, Euskal Herritarrok y Ezker Batua) obtuvo 826.223 votos, aunque desde esas elecciones su descenso ha sido mucho mayor: 290.000 votantes, que representan un 35% frente a una caía del 20%.
Invierno demográfico
Detrás de la asignación de escaños y del nuevo Gobierno hay otro dato más interesante para quienes se preocupan de las tendencias y los hechos que modelan las sociedades para décadas: el invierno demográfico.
La comunidad vasca, como prácticamente todas las provincias del norte peninsular, muestra una caída poblacional que acarrea una progresiva mengua de influencia política y económica[9]. Las provincias de La Coruña, Pontevedra, Lugo, Orense, Asturias, León y Zamora tienen en común que han perdido un diputado respecto a los asignados en 1977 para constituir el Congreso de los Diputados, salvo Asturias, que ha perdido dos. Vizcaya, con dos escaños menos, y Guipúzcoa con uno solo, también entran en este grupo. En esta zona, sólo Cantabria y Álava mantienen su representación original.
Desde el referéndum de 1976, el crecimiento del censo electoral en las tres provincias vascas fue constante hasta 1998, aunque lo hacía a un ritmo menor que la media española y las provincias más dinámicas, como Madrid, Alicante, Murcia, Baleares y Málaga.
AÑOS |
VIZCAYA |
GUIPÚZCOA |
ÁLAVA |
TOTAL |
1980 |
854.367 |
520.316 |
179.844 |
1.554.527 |
1998 |
991.238 |
586.186 |
244.184 |
1.821.608 |
2009 |
952.844 |
574.984 |
248.231 |
1.776.059 |
A partir de 1998, comenzó un descenso debido, no a un crecimiento más lento, sino a un decrecimiento. Entre 1980, fechas de las primeras elecciones al Parlamento vasco, y 1998, el censo aumentó en 270.000 personas, debido a la incorporación a la mayoría de edad de la generación nacida en los años 60 y 70, la más numerosa de la historia de España. A partir de entonces, comienza un lento declive, a causa de la esterilidad de esta misma generación, marcada por el terrorismo, la transición y la crisis económica de los años 70 y 80. En 10 años, el censo se ha reducido en 45.000 vascos. La distribución de este fenómeno es irregular: Vizcaya y Guipúzcoa pierden, respectivamente 38.000 y 11.000 habitantes, mientras que Álava gana 4.000. Las perjudicadas son las provincias más nacionalistas, con más industria y con mayor arraigo del terrorismo, mientras que la beneficiada es la provincia donde el voto no abertzale es mayoritario y más pacífica.
Después de casi 30 años de Gobierno ininterrumpido, con el recurso del Concierto Económico, el mayor fracaso del PNV es que el pueblo al que pretende encarnar y servir, ha renunciado a perpetuarse. ¿Por asco o por miedo? La respuesta a esta pregunta la dejo a la elección del lector.
El futuro: un PNV en el que todos muerden
Ante el PNV se extiende el mismo páramo que está atravesando CiU. La federación catalanista ha pasado de controlar la Generalidad y de ser indispensable en las Cortes para el Gobierno central a convertirse en un partido menguante y prescindible, cuyo único objetivo es regresar al poder. CiU marcó su cenit a principios de los años 90 del siglo XX: 1.221.233 en las autonómicas de 1992 (fueron 120.000 más en 1984) y 1.165.783 en las elecciones nacionales de 1993, cuando quedó a sólo 112.000 del PSC. Las elecciones de 1996 fueron las últimas de ámbito español en las que CiU sacó más de un millón de votos: 1.151.633. A partir de entonces, en cada elección su número de votantes disminuye (en 2008 fueron sólo 779.425). En las autonómicas celebradas en 2003, las últimas con Jordi Pujol como candidato, el PSC, por sólo 7.000 votos, le superó y en las de 2006 por primera vez bajó del millón de papeletas: 928.511. Este fin de ciclo, en el que los votantes tradicionales están desapareciendo sin que el partido sea capaz de sustituirlos por otros, se agrava con la estrategia del tripartito (PSC, ERC e ICV) de expulsarlo de todas las administraciones locales que hasta ahora controlaba: la Operación Asfixia[10].
En el edificio estatuario vasco, las Diputaciones disponen de unas competencias que las convierten en organismos cuasi-soberanos en materia fiscal, a diferencia de las diputaciones catalanas, con menos poder incluso que el resto de las diputaciones españolas. El PNV controla las tres, aunque en las juntas generales de Álava quedó tercero (el PSOE se negó a pactar con el PP, el más votado, y prefirió que el PNV se hiciese con ella después de ocho años de gobierno popular) y en las de Guipúzcoa segundo. El Gobierno vasco es el único ejecutivo autonómico español que carece de fuentes de ingresos propias, porque la titularidad de éstas corresponde a las Diputaciones. Son las Diputaciones las que fijan los impuestos, las que los recaudan y las que transfieren al Gobierno vasco[11]. En el Órgano de Coordinación Tributaria[12], establecido en 1989, las cuatro administraciones se ponen de acuerdo mediante sus representantes, que son tres del Gobierno vasco y uno por cada Diputación. Desde 2007, cuando el PSE permitió que el PNV desalojara de la Diputación de Álava al PP, el órgano ha estado controlado por PNV de manera total. Ahora, estará dividido por la mitad exacta: tres representantes del Gobierno vasco dirigido por los socialistas, y tres de las Diputaciones presididas por el PNV. A fin de deshacer el empate y el bloqueo presupuestario, el PSOE puede acabar apoyando una moción de censura en Álava. De esta manera, el PNV perdería uno de sus cuarteles de invierno.
Gracias al Gobierno vasco y las Diputaciones, en especial la de Vizcaya, junto con las cajas de ahorros, el PNV disponía de un pesebre con el que alimentar a sus militantes. Se ha quedado, de momento, sin el Boletín Oficial del País Vasco. Pero la chequera y los enchufes no son lo único que le han birlado al partido de Arzalluz y de Ibarretxe, sino su condición de eje de la política vasca.
A mediados de los 90, el PNV fue capaz de formar pactos con tres fuerzas distintas en la misma ciudad, Vitoria, para gobernar el Ayuntamiento, la Diputación alavesa y el Gobierno vasco. Sin duda el PSE de Francisco López Álvarez pretende sustituir al PNV en ese papel central, al tener la llave de los dineros públicos. El modelo político de López es Odón Elorza, que en 1991 accedió a la alcaldía con los votos del PP y del PNV (para quitársela al candidato más votado entonces, el de Eusko Alkartasuna); en 1995 se alió con el PNV para impedir a Jaime Mayor Oreja (que fue el candidato más votado) sustituirle como alcalde; entre 1999 y 2002, ya convertido en el más votado, con el PP; y a partir de entonces con Izquierda Unida y Ezker Batua-Aralar.
Hasta la designación de López como lendakari, el PNV podía presentarse ante la comunidad abertzale como la garantía[13] para mantener Euskadi a salvo de los españolazos centralistas. Desde que en 1986 se presentara a las elecciones la escisión encabezada por Carlos Garaikoetxea y recibiera 181.000 votos, el PNV ha recompuesto la unidad por la vía de los hechos: ha ido vaciando Eusko Alkartasuna, hasta que en estas elecciones su rival ha bajado hasta las 38.000 papeletas. Lo mismo ha ocurrido con varios miles de votantes de las listas proetarras, que en los momentos decisivos, como 2001, o cuando carecen de partido propio entregan su voto a un partido a sus ojos burgués y tímido, pero que es de los nuestros y, encima, alimenta con millones de euros la miríada de organizaciones del llamado MLNV. La apelación al voto útil ya no es aceptable. Además, las elecciones municipales de 2007 y los pactos posteriores entre EA, Aralar, EB y ANV redujeron las alcaldías correspondientes al PNV[14]. Uno de los ámbitos en que comenzará la erosión del PNV será el de los pueblos de la mitad oriental de Vizcaya y de Guipúzcoa. El otro será el ya citado electorado irracional de las ciudades que vota al ganador o al de aquí.
Si se repitiesen las elecciones vascas dentro de unos meses, estoy convencido de que al PNV se le marcharía en torno al 10% del voto que recibió el 1 de marzo. Otros fenómenos serían la recuperación por los socialistas de votantes que habitualmente les abandonan en las autonómicas y por los populares de electores que han mudado al PSOE como representante del voto útil anti-abertzale. Tanto el PSOE como el PP se reforzarían ante su electorado natural y ante toda la sociedad vasca.
Otra cosa es que la sustitución del PNV por el PSE-EE presidido por un personaje como Jesús Eguiguren, condenado por pegar a su mujer y negociador con los etarras, detenga el proceso de desespañolización de la comunidad, como no lo ha hecho en Cataluña el tripartito dirigido por los socialistas catalanes. Es cierto que Antonio Basagoiti[15] parece dispuesto a embridar a los socialistas y que éstos han tenido que pactar con sus odiados enemigos, quedándose sin el apoyo del PNV, pero los españoles nos estamos acostumbrando a que las cosas empeoren sin que ocurra nada que altere el desayuno.
¡Aunque tampoco podemos decir que sea nada la salida del PNV de unos sillones que considera suyos!
Notas
[1] 20 años, según dijo Baltasar Garzón. http://www.elsemanaldigital.com/articulos.asp?idarticulo=92949.
[2] Sobre el origen del neologismo lendakari, luego lehendakari, para designar únicamente al presidente del Gobierno vasco, consúltese este artículo de Jon Juaristi en ABC: http://www.abc.es/20090315/opinion-firmas/alternancias-20090315.html.
[3] http://www.20minutos.es/noticia/244674/0/entrevista/gabilondo/zapatero/.
[4] http://www.elmundo.es/especiales/2007/05/elecciones_mayo_2007/2007/05/17/seccion_03/1179390669.html.
[5] http://www.publico.es/espana/politica/044251/zapatero/quiso/anv/plataforma/eta.
[6] http://www.socialistasvascos.com/upload/archivo_20070604100627_106098.pdf.
[7] http://blogs.periodistadigital.com/bokabulario.php/2009/04/14/p228043.
[8] En las elecciones de 2001 el censo electoral era mayor (37.000 personas más) y la participación rondó el 80%, 15 puntos más que en 2009, que ha sido inferior al 65%. La suma de PP y PSOE ha perdido en estos ocho años 117.000 votos, un 20%, pero PNV y EA, que se presentaron juntos entonces, han bajado de 604.222. a 437.798, es decir, 166.424 menos, que representan un 27,5%.
[9] El BBVA dejará su emblemática torre en Bilbao por otro edificio de Gran Vía, El Correo Español, 24-5-2008.
[10] La Vanguardia, 30-5-2007.
[11] He descrito este complicado y caro sistema institucional en «El concierto económico vasco: ¿pacto entre iguales o concesión?», Revista de Estudios Políticos, nº 124, abril-junio 2004. Se puede consultar íntegro en: http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/3/REPNE_124_209.pdf
[12] http://www.ogasun.ejgv.euskadi.net/r51-341/es/contenidos/informacion/7039/es_2322/es_12227.html.
[13] Expresión de Joseba Egibar, presidente del Gipuzkoako Buru Batzar. http://correo14.telefonica.net/cp/ps/Main/layout/MetaFrameset?forceWelcome=welcome&d=telefonica.net&u=pefbarbadillo&t=d8d86
[14] http://www.diariovasco.com/prensa/20070617/politica/tension-dejarle-alcaldias-azpeitia_20070617.html, http://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2007/06/queremos-que-no.html y http://www.deia.com/es/impresa/2007/06/18/bizkaia/iritzia/374408.php?despiece=1.
[15] Antonio Basagoiti a MinutoDigital: Yo se que este acuerdo tiene sus riesgos, y sé que el PSOE ha dicho esas cosas de nosotros, y yo también he dicho que no son de fiar en muchos temas, tampoco me olvido de la foto con Otegui
todo eso está ahí, pero tenemos que intentarlo, porque si esto sale mal solo hay un beneficiado que es el separatismo.
http://www.minutodigital.com/actualidad2/2009/05/03/basagoiti-se-acabo-la-presencia-en-la-television-publica-la-presencia-de-otegui-y-esa-gentuza/#comment-60704