El día después

por Rafael L. Bardají, 29 de abril de 2019

 

Cerca de 7 millones y medios de votantes le ha  dado la victoria a Sánchez y, con toda lógica, al nuevo Frente popular. Es un resultado que pone en peligro la libertad y la prosperidad de todos lo españoles, amén del futuro de nuestra nación tal y como la conocemos. 

Como era previsible, todas la voces culpan a Vox y la fragmentación de la derecha del histórico batacazo de quien, hasta ahora, había sido la fuerza hegemónica en ese lado del espectro político, el PP. Poco parece importar el dato de que, aún sin Vox concurriendo a las elecciones generales, el PP se la hubiera pegado igualmente. Quizá no tan estrepitosamente, pero fracaso igualmente.

Sánchez gana; veremos cuánta influencia logra Pablo Iglesias en el nuevo gobierno; los separatistas ganan; avanza Ciudadanos por el centro, robándole un espacio vital al PP; el PP no sólo pierde, sino que parece abocado a una etapa de introspección existencial; y Vox logra, contra viento y marea, un grupo parlamentario de nada más y nada menos que 24 diputados, con un apoyo popular de más de 2 millones y medios de votos. ¿Suficiente como para parar la ofensiva que se nos viene encima desde la izquierda? Me temo que no, pero suficiente como para poner obstáculos y mantener la denuncia viva. 

Hay algo que muchos españoles han superado: el voto del miedo. Las tesis esgrimidas por los populares del voto útil han sido del todo inútil: han perdido la mitad de sus votantes y muchos se han ido a Ciudadanos y otros a Vox. Tenemos que esperar unos días para saber exactamente cuántos, pero por los resultados hoy, parece claro. Sin embargo, la izquierda sí ha sabido instrumentar y movilizar a los suyos con el miedo a “las derechas” y a la posibilidad de perder el gobierno, a la andaluza. Pocos lo menciona, pero para mi, que la sorpresa de Andalucía ha surtido una gran influencia en la izquierda, angustiada de perder sus falcon, privilegios y clientelismo. 

Santiago Abascal anunció ayer el nacimiento de la resistencia. A nivel institucional, toda vez que en la calle ya estaba. Con acciones acertadas, a Vox sólo le espera seguir creciendo.  Sus ejes principales, libertad, nación, seguridad y vida van a seguir ahí, asaltados permanentemente por el gobierno de izquierda radical. Y ni Ciudadanos ni lo que quede del PP van a defenderlos más que muy parcialmente, si es que lo hacen.

Porque hay algo que tiene que quedar claro. En contra de todo lo que se dice, la responsabilidad –o culpa- de que Sánchez y los enemigos de España hayan dominado en estas elecciones es de un centro-derecha históricamente acomplejado, que en su día decidió no hacer política para concentrarse en la mera gestión económica, abandonando el campo de batalla de las ideas, cultural y de la educación, permitiendo así que la izquierda avanzara en todos esos terrenos, en los medios de comunicación y en la propaganda. Ni el PP renovado de Casado se ha atrevido a dar la batalla cultural contra la izquierda, sus lobbies y sus funestas ideas.

Vox tiene ahora la oportunidad de poder llevar adelante la ofensiva contra la progresía de centro y la izquierda con unos instrumentos y medios que nunca ha tenido hasta hora. Ya nadie podrá silenciarlo; ya la Junta electoral no podrá excluirlo arbitrariamente de los debates; ya nadie podrá manipular permanentemente su discurso.

 

En España ha ganado Maduro, pero por primera vez la resistencia va a contar con unos medios mejores para actuar e impulsar sus ideas. España desde luego está peor que el 27ª, pero la opción por una España viva está mucho mejor hoy que ayer. Sólo hay que saber aprovechar el momento. Yo estoy convencido de que Santiago Abascal sabrá cómo hacerlo. 

 

¿Hubiera sido mucho mejor echar a Sánchez y socios del gobierno? Sin duda. Pero no ha podido ser.  Pero lo importante, no lo perdamos de vista, es que se abre una nueva etapa gracias a 2 millones y medios de españoles que han querido otra voz en el Congreso. El reto de Vox es no defraudarles y seguir convenciendo a más españoles de las bondades de su programa. Y eso hoy, es más fácil que antes de las elecciones.