España y Marruecos: negocios y seguridad

por GEES, 18 de julio de 2013

 La visita de tres días del rey Juan Carlos I a Marruecos es noticia, no sólo porque es una de sus escasas apariciones públicas y de sus aún más escasos desplazamientos al exterior, sino por el contenido en sí misma.

El despliegue de ministros de varios ramos y el de exministros de Asuntos Exteriores españoles es espectacular, pero lo importante no está ni estará en lo visible, sino en lo que este paso dado en pleno julio y en pleno Ramadán significará –o debería– para las relaciones bilaterales. La situación interna en ambos países es delicada, y el contexto internacional preocupante. De ahí la necesidad de que lo que en la visita se decida sea substancial.
 
En plena crisis política en Marruecos y en España, ambos monarcas van a impulsar un proceso al que de partida se le da un sesgo económico pero que debería de ser político y de seguridad. La debilidad política interna debería llevar a desterrar las dificultades bilaterales, que una visita poco puede hacer para resolver, para trabajar juntos en los aspectos de interés común. Entrando en las cuestiones de seguridad, bueno sería trabajar más y mejor para frenar el radicalismo que envenena ambos países y que se exporta desde ambos a Siria o al Sahel. La operación conjunta de Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía, en Ceuta en junio, fue ejemplar y contó con la contribución del Centro Nacional de Inteligencia y supuestamente de servicios y agencias de seguridad marroquíes. Bueno será que para romper tales redes de radicalización trabajemos más y mejor españoles y marroquíes en los diversos niveles de ambos Estados.
 
Ahora que Abdelaziz Buteflika acaba de volver a Argel, tras más de dos meses de convalecencia en hospitales parisinos, es buen momento para retomar las agendas bilaterales, la de España y la de Marruecos, con este importante vecino de ambos. Este tercer actor que entra en escena en nuestro análisis, también sufre de dificultades internas –políticas y de seguridad– pero las relaciones con él son claves para la seguridad nacional de España. También lo serán las que puedan desarrollar en los próximos meses y años Argel y Rabat entre sí, pues también nos afectarán. Por ello, bueno será que mostremos en Rabat que tenemos criterio y que sabemos cuáles son nuestros intereses –profundizar nuestras relaciones con ambos Estados sin mostrar más preferencias por uno que por otro– y que sabemos defenderlos.
 
Debe de ser pues nuestro despliegue en Marruecos no un ejercicio para mendigar colaboración bilateral en momentos de crisis –y hay incluso quien habla de que la emigración de españoles a Marruecos se dispara–, sino la de un vecino y socio serio que quiere fijar las líneas definidoras de las relaciones bilaterales para los próximos meses y años en términos de prosperidad compartida basada en una relación de mutuo respeto y de mutuo compromiso con la lucha contra las múltiples amenazas que nos afectan a ambos.