Europa: ¿crisis de valores o victoria del relativismo?

Cuando los ciudadanos europeos se disponían a elegir por séptima vez los nuevos eurodiputados, encontramos un dato relevante que pone en evidencia la deriva relativista de las instituciones de la Unión Europea. El relativismo^[1], o lo que es igual la batalla cultural contra la Civilización Occidental, se manifiesta en la indefinición y contradicciones de muchas de sus directivas, votaciones o pronunciamientos, como  por la inhibición en otros casos.

 

El nuevo siglo para Europa ha comenzado con la implantación del euro, la aprobación de la agenda de Lisboa, la ampliación de la UE, la carta de los derechos fundamentales y la redacción de la primera “constitución”. Este último texto generó mucha controversia en su origen entre otras razones porque pretendía la institucionalización y coexistencia de valores y objetivos ambiguos, lo que quizá constituyera un indicador de las dificultades para su aprobación.

 

Entre las novedades destacar que el  preámbulo sustituye el tradicional encabezamiento: “Confirmando su adhesión a los principios de libertad, democracia y respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y del estado de derecho… decididos a promover conjuntamente la democracia, basándose en los derechos fundamentales reconocidos las Constituciones y leyes de los estados…”^[2], por una formulación relativista de los valores:

 

“La Unión se fundamenta  en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, estado de derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad  caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres”^[3] . 

 

Como se puede  advertir, la segunda parte de este artículo contiene unas afirmaciones buenistas que relativizan^[4] las afirmaciones anteriores, y que vuelven a perder importancia cuando el siguiente artículo plantea como objetivos de la Unión: “promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos^[5]”.

 

En este contexto se entiende a la perfección unos datos del Eurobarómetro del pasado otoño poco divulgados, pero muy expresivos del ambiente relativista que invade la UE. El esquema del cuestionario y el contenido de muchas de las preguntas,^[6] es un claro producto del citado entorno e instrumento de la batalla contra los valores occidentales. Como ejemplo, analizamos dos que versan expresamente sobre los valores y  que reformulan otras introducidas en  el cuestionario 2006 (EB66), época en la que se generaliza la citada contienda.

 

“De la siguiente lista, ¿cuales son los tres valores más importantes para Vd personalmente?” (QD2)

 

*Fuente: Eurobarómetro estándar nº69, para los 25 países no cambia el porcentaje de apoyo, aunque si en algún caso cuando se incluyen las respuestas para los 27 países

 

Dando por supuesta la fiabilidad de los resultados -independientemente de la valoración sobre la metodología, ponderaciones, la comprensión de las preguntas, así como sobre las empresas responsables de realizar el campo en cada país-, lo significativo y que ratifica la crisis de valores en Europa es el lugar que otorgan los ciudadanos europeos a la democracia, la libertad y el estado de derecho, relegados a un discreto lugar. 

 

Estos tres valores, base y fundamento de la UE, solo concitan un apoyo muy pequeño, frente a escenarios imposibles de existir sin ellos. ¿Por qué la paz es considerado el valor más relevante en estos momentos para la mitad de los europeos?, ¿De que guerra tienen miedo?; ¿A que se refieren con ello? Por otra parte, el apoyo importante que recibe el “respeto por la vida humana”, ¿significa un rechazo al creciente amparo jurídico del aborto y eutanasia en la UE, o por el contrario obvian esta realidad y apoyan esta proclama que como la anterior forma parte del catálogo de “buenismos”?

 

En el caso español, destaca que el apoyo a la democracia supera ligeramente la media de los 25 países, mientras que la libertad, que fuera el grito más repetido y apoyado durante la transición, hoy es inferior a la media con un escaso 16%. En sentido contrario, el apoyo a la igualdad en España supera la media, atribuible en parte a la venta de este producto ideológico por el gobierno de Zapatero, pero también gracias a la oposición, que ha asumido en su integridad y sin crítica el discurso de la igualdad de la izquierda.

 

La otra pregunta de este cuestionario directamente relacionada con los valores pretende conocer aquellos que los ciudadanos identifican con la UE:

 

“¿Cuáles de los siguientes valores representan mejor a la Unión Europea?” (QD3)

 

	% Otoño 2008*	% España 2008
Derechos humanos	38	41
Democracia	38	17
Paz	36	55
Estado de derecho	24	7
Respeto otras culturas	19	8
Solidaridad	17	15
Igualdad	14	23
Respeto por vida humana	13	40
Tolerancia	11	18
Libertad individual	10	21
Realización personal	4	9
Religión	3	5
Otras respuestas	4	----
No contesta	10	----

*Fuente: Eurobarómetro estándar nº69, que para los 25 países no cambia el porcentaje de apoyo, aunque si algunos porcentajes cuando se incluyen las respuestas para los 27 países

 

Las opiniones de nuevo establecen que los derechos humanos, la democracia y la paz son los que mejor representan los valores europeos. Esta equiparación vuelve a mostrar la perplejidad ante el apoyo que recibe la libertad (11%) como valor representativo de la UE, con porcentaje similar al de la tolerancia, o el menor peso del estado de derecho sin el cual los valores considerados más importantes no se pueden garantizar.

 

 

Las elecciones al Parlamento Europeo las ganó de nuevo el Partido Popular Europeo por mayoría absoluta, -en España solo relativa-,  pero a la vista de estos datos de opinión, quizá sea menester preguntarse hasta que punto esta victoria es meramente electoral, pero no lo es tanto en términos ideológicos. Como muestran los Eurobarómetros, la izquierda relativista europea, en unos partidos y otros, domina el panorama cultural europeo. Uno de sus paladines es el presidente Zapatero, pero no es el único.