Líbano ¿otro conflicto a la vista?
por Amir Taheri, 25 de julio de 2007
(Publicado en Gulf News, 11 de julio de 2007)
Mientras Oriente Medio conmemora el primer aniversario de la mini-guerra entre Israel y el Hezbolá, existe preocupación de que este verano puede ser testigo de otro conflicto militar mayor involucrando también a Siria. Existen pruebas de que Siria se está preparando para lo que el vicepresidente Farouk Al Sha'ara llama todas las eventualidades, un eufemismo que utilizan los diplomáticos cuando quieren decir guerra.
Siria firmó un pacto de defensa mutua con Irán bajo el cual Teherán ha comenzado a enviar grandes cantidades de armas a Siria. A principios de este año, la República Islámica también montó una compañía para construir dos plantas de ensamblaje de armamento al norte de Siria.
Teherán también ha proporcionado a Siria un préstamo sin intereses que alcanza los 1.200 millones de dólares, parte del cual se dedicará a adquirir nuevos cazas MiG-31E de fabricación rusa para modernizar las fuerzas aéreas de Siria, casi abandonadas. Irán ha logrado también rearmar a la rama libanesa de Hezbolá, reconstruyendo así su capacidad para abrir un nuevo frente en apoyo a Siria.
Si llega una guerra en un futuro próximo, Siria podría también contar con Hamas para abrir otro frente más contra Israel desde Gaza. Siria ha reconstruido gran parte de su sociedad estratégica tradicional con Rusia, conteniendo así los esfuerzos norteamericanos por aislarla. Damasco y Moscú están negociando un acuerdo, bajo el cual la jefatura de la flota rusa de guerra sería transferida al puerto sirio de Latakiyah desde Sebastopol, en Ucrania.
Moscú teme que Ucrania, que podría convertirse para entonces en miembro de la Unión Europea, no renueve el contrato de Sebastopol que permite estacionarse a la marina de guerra rusa.
El Presidente de Siria Bashar Al Assad ha modificado su discurso para equilibrar sus llamamientos a una paz negociada con amenazas de resistencia armada a la Hezbolá. No hay duda de que Siria se siente en una posición más fuerte que hace un año. La dirección ba'azista en Damasco se ha visto inmensamente animada por la victoria Demócrata en las elecciones del pasado mes de noviembre en Estados Unidos.
Nancy Pelosi, la líder de la nueva mayoría Demócrata en el Congreso norteamericano, hizo de Damasco una de sus primeras paradas en su búsqueda de una alternativa a la estrategia del Presidente George W. Bush de llevar la democracia a Oriente Medio.
La visita echó a perder los esfuerzos de Bush por aislar a Siria con la promesa de que un presidente Demócrata en el 2009 restablecerá la política tradicional norteamericana de cortejar a la dirección ba'azista en Damasco. Tras años de declive, la economía siria ha vuelto al crecimiento, gracias a las inversiones masivas de Irán.
Abandonando su tentativa de liberalizar el sistema, Bashar ha vuelto al estilo de gobierno con puño de hierro de su difunto padre, permitiendo que los servicios de seguridad ejerzan el control sobre todos los órganos del estado. A pesar del hecho de que Hezbolá sufrió una derrota aplastante en términos militares, logró retratarse como vencedor simplemente porque su maquinaria militar no fue destruida totalmente.
La percepción de Damasco es que la opinión pública árabe y musulmana calificará cualquier victoria militar futura israelí como derrota para el estado judío. Cuando recorrí la frontera libanesa-israelí hace unas cuantas semanas, no había señal en absoluto de que se hubiera librado una guerra hace menos de un año. Las banderas de Hezbolá ondeaban en diversos 'destacamentos' del partido en un buen número de colinas justo en las narices de la fuerza de pacificación de Naciones Unidas que se supone no debe permitir tales manifestaciones de desafío.
Un buen número de vehículos de Hezbolá también estaban haciendo patrullas, vigilando todas las entradas y salidas de las fuerzas de la ONU, la señal más contundente de que los esfuerzos de Washington por aislar a Damasco han fallado es el entusiasmo público de Israel con las negociaciones de paz con Siria.
Cuando me reuní con el Primer Ministro israelí Ehud Olmert en su oficina del Jerusalén ocupado hace algunas semanas, negó que estuviera extasiado con las perspectivas de paz con Siria. Sin embargo, no hizo ningún secreto de su entusiasmo por hablar con los sirios, incluso si eso significa minar la estrategia de Bush.
En la reunión del mes pasado con Olmert en la Casa Blanca, Bush finalmente afirmó que Israel era libre de celebrar cualesquiera negociaciones quisiera con Siria. Pero también dejó claro que los Estados Unidos no tomarían parte. Una divergencia tan pública en las políticas americanas e israelíes en seguro que anime a los radicales de Damasco con que sus adversarios están desunidos y son incapaces de desarrollar una estrategia común.
El complejo juego al que Damasco está jugando también es influenciado por el miedo a que la oferta de paz árabe, formulada primero por el rey Abdaláh Bin Abdul Aziz de Arabia Saudí y aprobada más tarde por la Liga Árabe, pueda conducir a negociaciones serias con Israel, marginando así a Siria.
Si la iniciativa árabe lleva a una solución del problema palestino, posiblemente a través de la creación de un estado palestino, Siria sería abandonada con sus Altos del Golán bajo ocupación israelí aún. Así, la precaria oferta de conversaciones a Israel a Bashar podría estar movida por su deseo de descarrilar la propuesta de paz saudí antes de cobrar fuerza.
Paradójicamente, las evidentes divisiones actuales dentro de Estados Unidos y entre Estados Unidos y sus aliados árabes e israelíes parecen haber consolidado la mano del bando de la guerra tanto en Damasco como en Teherán. Esta es la razón por la que otra guerra de verano, aunque no segura, sigue siendo una posibilidad peligrosa.
Amir Taheri es periodista iraní formado en Teherán. Era el editor jefe del principal diario de Iran, el Kayhán, hasta la llegada de Jomeini en 1979. Después ha trabajado en Jeune Afrique, el London Sunday Times, el Times, el Daily Telegraph, The Guardian, Daily Mail, el International Herald Tribune, The Wall Street Journal, The New York Times, The Los Angeles Times, Newsday y el The Washington Post, entre otros. Actualmente trabaja en el semanario alemán Focus, ha publicado más de una veintena de libros traducidos a 20 idiomas, es miembro de Benador Associates y dirige la revista francesa Politique Internationale.