Los primeros ataques contra Afganistán

por Rafael L. Bardají, 16 de octubre de 2001

1. - 18:19
P. ¿Estamos preparados en España para defendernos de un ataque bacte-riológico o químico?. Del otro espero que nos defienda Estados Unidos.

R. Si estamos pensando, como ocurría durante la guerra fría, en un conflicto bacteriológico entre países (como Es-tados Unidos y Rusia) nadie, nadie, tiene sistemas de defensa eficaces. Afortunadamente el escenario ante el que nos encontramos es el de un gru-po terrorista, no un gobierno ni unas fuerzas armadas regulares. Si anali-zamos la experiencia real de las últi-mas dos décadas veremos que sólo ha habido un caso de agresión terrorista con armas bacteriológicas y otro con armas químicas. El primer caso ocu-rrió en 1984 en Oregón (EE.UU.), cuando una secta quiso incapacitar a la población de la ciudad de Dulles mediante la bacteria de la salmonelo-sis a fin de hacerse con el control del ayuntamiento (causó cerca de mil en-fermos, pero ninguno grave); el se-gundo, vino de la mano de la secta Aum Shinrikyo en 1995, con un ata-que con gas Sarín en el metro de To-kio. A pesar de los esfuerzos de esta secta (cien científicos y cerca de 100 millones de dólares en el empeño) las dificultades técnicas que encontraron para utilizar el gas Sarín como arma acabaron en una docena de muertes y un centenar de heridos. Quiero decir, en manos de grupos terroristas, es muy complicado que puedan superar los constreñimientos técnicos y ser capaces de hacer de bacterias y otros patógenos armas de destrucción ma-siva. Los atentados con sobres llenos de ántrax que estamos viendo estos días en Estados Unidos ponen de re-lieve este aspecto. Es, por tanto, muy difícil causar grandes daños con los sistemas a los que pueden acceder grupos terroristas.

2. - 18:20
P. ¿No cree que España quiere man-tener un papel politico-militar que está por encima de las dotaciones económicas del Ministerio de Defen-sa?. La mayoria de las unidades espa-ñolas en el extranjero hace el ridículo por falta de recursos económicos. Un militar destinado en el extranjero.

R. En los últimos años el Gobierno ha venido incrementando paulatinamen-te los recursos de Defensa, si bien es verdad que en parte motivado por la necesidad de hacer frente al coste de la profesionalización. También es verdad que, comparativamente, el esfuerzo en defensa de España sigue por debajo de la media europea, aun-que convergiendo progresivamente. En realidad, el problema no es tanto el montante final que se invierte en Defensa cuanto cómo se gasta ese di-nero. No es lo mismo comprar siste-mas de armas que responden a nece-sidades de hace décadas, que sistemas orientados a los nuevos requerimien-tos. En ese sentido, tal vez lo que sea necesario es una reflexión sobre qué fuerzas armadas queremos tener en el 2015 o más allá. Creo que el Ministe-rio de Defensa, envuelto hoy en una profunda revisión estratégica, con-templa este escenario y al final de este proceso se derivarán medidas opor-tunas para transformar los ejércitos y sacar mejor provecho de los presu-puestos de defensa. Los acontecimien-tos del día 11 ahondan en esta direc-ción.

3. - 18:21
P. ¿Por qué al sr. ministro se le ocurre decir que somos un país cuyo riesgo potencial de un ataque exterior es mí-nimo e incluso nulo? ¿Quién está ca-pacitado para asegurar tan rotunda-mente ésta afirmación, y visto lo que está ocurriendo en otros países?

R. Creo que lo que el ministro de De-fensa, D. Federico Trillo-Figueroa, intentaba transmitir es un mensaje tranqulizador en el sentido de que, por lo que sabemos de las intenciones de Bin Laden y Al Qaeda, su objetivo prioritario son los Estados Unidos; en segundo lugar, sus intereses en otras zonas del mundo, primordialmente el Golfo y la Península Arábiga; en ter-cer lugar, el Reino Unido, por el papel que está jugando en esta crisis; y, por último, otras instalaciones americanas en Europa. El Gobierno ha adoptado todas las medidas de protección de las bases españolas de utilización con-junta, así como de la infraestructuras críticas para el buen funcionamiento de las instituciones del Estado. Y en ese sentido, creemos que nuestra vul-nerabilidad ante un hipotético ataque es baja o, mejor, bastante más bajas que otros de nuestros países socios y aliados.

4. - 18:21
P. ¿Qué grado de efectividad pueden tener las fuerzas de comandos espe-ciales para capturar o eliminar a Bin Laden y sus lugartenientes, teniendo en cuenta lo incógnito de sus escondi-tes, la gran escolta que deben tener y lo prevenidos que estarán?

R. En primer lugar, lo más relevante para una acción concreta de unidades especiales o comandos es la informa-ción. Si no se cuenta con buena y ade-cuada inteligencia, las posibles accio-nes pueden complicarse o no alcanzar la eficacia que se esperaba. Dicho es-to, si se sabe de la localización de los lugartenientes o del mismo Bin laden, estoy convencido de la superioridad de medios y entrenamiento para un raid de comandos de las distintas unidades de operaciones especiales americanas o británicas. También es cierto que de este tipo de actividades, todas muy arriesgadas, nunca se pue-de decir que se van a ejecutar sin su-frir bajas propias. Pero creo que esa es una mentalidad que acompaña a este tipo de unidades y que no supondrá un impedimento mayor para lanzar-las a la acción.

5. - 18:22
P. El ataque terrorista contra Estados Unidos ha cambiado los conceptos de amenaza y de seguridad y ha abierto un nuevo escenario estratégico. Por lo que se refiere a España, ¿de qué ma-nera va a influir en la revisión estra-tégica de la Defensa? ¿No deberían replantearse los grandes planes de armamento actualmente en desarrollo -Leopardo 2E, Fragata F-100 y Euro-fighter- para adaptar nuestras capaci-dades militares a ese nuevo escena-rio?

R. Ciertamente, los dramáticos acon-tecimientos del pasado 11 de sep-tiembre suponen un acicate intelec-tual para quienes piensan y planifican la defensa. Para empezar, se difumina la frontera entre seguridad interior y exterior, tan arraigada institucional-mente. A partir de ahora habrá que lograr un campo de actuación conjun-to entre Fuerzas de seguridad del Es-tado (policía y Guardia Civil) y Fuer-zas Armadas, tanto en el exterior co-mo en nuestro propio suelo. Ahora bien, tal vez los ejércitos sean más fáciles de emplear en una fase de re-acción frente a agresiones terroristas. Quiero decir, con el nuevo escenario las posibilidades que se abren son sencillas: prevenir, gestionar un ata-que o emergencia y reaccionar. En la medida en que el terrorismo proven-ga del exterior, las Fuerzas Armadas podrían actuar en misiones de repre-salia, como está sucediendo hoy en Afganistán. El terrorismo internacio-nal es, precisamente eso, internacional y el mejor instrumento para dar una respuesta más allá de nuestras fronte-ras siguen siendo nuestras fuerzas armadas. Otra cosa es que en la pre-vención los sistemas de inteligencia militar contribuyan a la inteligencia nacional, como no podñia ser de otra manera, a fin de desbaratar los posi-bles planes terroristas.

6. - 18:31
P. A la luz de la nueva situación mundial, ¿cuáles son los puntos ca-lientes del globo sobre los que debe volcar su actividad el CESID o CNI? ¿Y en España?

R. Yo creo que las zonas de interés estratégico para España siguen siendo las que eran antes del 11 de septiem-bre, a saber: Norte de África y países árabes; latinoamérica; Europa y otras zonas del mundo. Dicho lo cual, en un mundo difuso y confuso como el que vivimos, no está de más saber de todo. Ciertamente, por limitaciones de recursos financieros y humanos, se debe priorizar, pero creo que, geográ-ficamente, esas son las áreas principa-les para nuestra inteligencia. En cual-quier caso, con la nueva Ley de los Servicios de Inteligencia, el Gobierno aprobará anualmente los objetivos de información nacionales y podrá, se-gún sus necesidades, reorientar las prioridades del nuevo CNO y de to-dos los otros servicios de información. Al margen de las zonas geográficas, en todo caso, no podemos olvidar que hay áreas temáticas o funcionales, como el terrorismo o el narcotráfico, sobre las que cualquier servicio de inteligencia o información debe desti-nar recursos y atención.

7. - 18:32
P. ¿Es partidario de unificar los servi-cios de Información de Policía y Guardia Civil?

R. Personalmente estoy convencido de que al igual que pasa en el mundo de la competencia privada, mantener diversos servicios de información es intrínsecamente bueno. Es verdad que se corre el riesgo de esfuerzos dupli-cados o, incluso, el de rivalidades creadas por determinados solapa-mientos. Pero, así y todo, me parece un principio democrático, además de por la eficacia, que la pluralidad en la inteligencia es un hecho positivo. Di-cho esto, conviene matizar. La diver-sidad sin una coordinación, resultaría en la competencia desbocada y en la posible pérdida de eficacia. Por eso, la nueva Ley prevé el establecimiento de una Comisión Delegada donde se es-tablezcan los principios generales de reparto de tareas. También hay que considerar la experiencia histórica de cada caso. En España el CESID ha venido manteniendo el monopolio de la inteligencia. Los servicios de la po-licía y de la Guardia Civil se conside-raban de información, dando a enten-der su orientación al delito. Son ba-rreras artificiales que habrá que su-perar. En cualquier caso, no soy par-tidario de unificar los servicios de policía y Guardia Civil. Tan sólo de lograr una mayor coordinación entre ellos y con el nuevo CNI y la inteli-gencia militar.

8. - 18:42
P. Estimado Sr. Bardají: ¿Podría expli-carme brevemente cómo se puede justificar una -cualquiera- guerra? Jesús (Viena)

R. Desde el punto de vista de la Carta de Naciones Unidas hay situaciones en las que un país o grupo de países tiene el derecho a actuar en legítima defensa recurriendo a la fuerza arma-da. La resolución 1318 de 14 de sep-tiembre, abre la puerta a la interven-ción militar sobre Afganistán. Por tan-to, parece que el derecho internacio-nal, tal y como se interpretó en ese momento en la ONU, asiste y ampara la operación Libertad Duradera. Si nos preguntamos lo mismo desde el punto de vista moral, es cierto que la guerra sólo puede entenderse como un acto de última ratio, casi de deses-peración. Al menos así se entiende en la mayoría de los países avanzados y democráticos. Me es muy difícil expli-car las acciones armadas si no es co-mo un mecanismo al que se recurre cuando todos los otros, que favore-cemos antes (como los diplomáticos o las sanciones económicas)fracasan. De verdad, no hay ánimo guerreo en nuestras sociedades, más bien al con-trario.

9. - 18:43
P. ¿Cree Usted que existen posibili-dades serias de que Osama Bin Laden y sus colaboradores NO estén en Af-ganistán? Gracias.

R. Personalmente me gustaría tener la certeza sobre su paradero y más de su localización, pero no la puedo tener. Usted sabe que el régimen Talibán afirma que se encuentra en Afganis-tán; la inteligencia pakistaní dice lo mismo; y los americanos afirman que están convencido de ello, a fecha de hoy. Por contra, según la prensa in-ternacional de los últimos días, el ser-vicio israelí plantea la posibilidad de que Bin LAden estuviera en Somalia. Por lo tanto no puedo asegurar con fiabilidad cuál es su paradero (si lo supiera habría intentado cobrar la recompensa millonaria ofrecida por el FBI). En cualquier caso, estoy seguro de que todos los servicios de inteli-gencia del mundo occidental se plan-tea la misma pregunta y están inten-tando dar con la respuesta apropiada. Los responsables norteamericanos, en todo caso, actúan con el convenci-miento de que sigue escondido en algún lugar de Afganistán.

10. - 18:47
P. ¿Qué autor(es) ha(n) realizado has-ta la fecha un mejor análisis de las causas y los posibles escenarios deri-vados del 11-S? Gracias

R. Hay numerosos autores e institu-tos privados que están desarrollando una gran capacidad informativa y analítica. A mi, personalmente, y co-mo miembro del IISS de Londres, me atraen las consideraciones de sus arti-culistas, que se pueden seguir en su página Web; En los Estados Unidos yo consulto todos los días los análisis del CSIS y de la Brroking Institution. También, desde una perspectiva más conservadora (o de halcones, por re-currir a un concepto superado) la heritage Foundation nutre su página Web con numerosos análisis y datos. En España me consta que mis amigos del GEES (Grupo de Estudios Estra-tégicos) también le están dedicando un notable esfuerzo. En el Ministerio de Defensa, el Instituto Español de Estudios Estratégicos también dedica parte de sus energías al problema. En el terreno francófono me parecen su-gestivas las publicaciones on-line de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS). En cualquier caso, un click en la red ofrece múltiples posibilidades.

11. - 18:50
P. ¿Cree Vd que el atentado de las Torres Gemelas es sólo el primer paso en una más amplia operación planifi-cada por parte de Bin Laden? ¿Hasta dónde podrá llegar y más sabiendo que esto lo ha hecho con cuchillos o cutters?

R. Creo que la conclusión principal de los atentados del día 11 es que la amenaza terrorista, capaz de destruc-ciones masivas, es bien real. En ese sentido, todos debemos estar concer-nidos por una guerra que Bin Laden ha declarado contra el mundo occi-dental y, más concretamente, contra su particular demonio, los EE.UU. Me es difícil imaginar que los ataques del 11 son la expresión máxima de lo que se le puede ocurrir a Bin Laden. Un análisis de sus pautas de comporta-miento en la última década, nos lle-varía a pensar en una escalada contí-nua. Ahora bien, la reacción internacional tras el día 11 deseptiembre, creo, sinceramente, que ha hecho más difícil sus movimientos y su capacidad para orquestar un nuevo atentado. No es imposible, ya que sabemos que es capaz de sorprendernos, pero no le va a resultar tan sencillo. Si, además, las acciones militares impiden su comportamiento normal (suyo personal y de su red terroristas) se le estará mermando aún más su capaci-dadd actuación. En cuanto al método empleado el día 11, lo más sorpren-dente es su recurso a sistemas coti-dianos, desde los cutters a los aviones comerciales. Todos los informes que conozco anteriores al 11 estudiaban y avisaban de un terrorismo de des-trucción masiva empleando armas nucleares, químicas o bacteriológicas, no aviones. A partir del 11 creo que habrá que mantener una actitud más vigilante y abierta a otro tipo de po-sibilidades. Ese debe ser el mensaje a aprender por los servicios de inteli-gencia en primer lugar: pensar o im-pensable.

12. - 18:59
P. ¿Qué opinión tiene usted acerca de las declaraciones de un militar espa-ñol acerca de una hipotética interven-ción del ejército en el País Vasco?

R. Creo que los acontecimientos del día 11 subrayan la necesidad de ver cómo encajan las fuerzas armadas en la lucha contra el terrorismo interna-cional, global, catastrófico o como se le quiera denominar. El propio Almi-rante Moreno Barberá explicó lo que a su juicio había sido una mala inter-pretación de sus palabras. Y creo que con eso nos debería bastar. Sea como fuere, mi parecer es que las fuerzas armadas sí tienen un papel en la lu-cha contra el terrorismo cuando éste se protege o refugia en el exterior, como courre ahora con Bin laden y Afganistán. Con una capacidad de proyectar fuerzas y unidades para contribuir a una acción aliada, es una tarea que recae exclusivamente en los ejércitos y esa sería su primordial contribución. Pero qué duda cabe que nadie está pensando en poner los ca-rros de combate en la calle para lu-char contra ETA. No es ese el caso. Creo que toda esta polémica innece-saria se disiparía si miráramos con algo de perspectiva las misiones tra-dicionales de nuestras fuerzas arma-das y la ocupación esencial que han desarrollado durante los 90 en misio-nes de paz. Afganistán no es, eviden-temente, una misión de paz, como la de los Balcanes, sino una acción de combate. LA mejor contribución de los ejércitos, sería, por tanto, estar preparados y listos para intervenir en una acción similar en un breve espe-cio de tiempo.

13. - 19:00
P. ¿Considera ud. concluyentes (al margen de los antecedentes) las pruebas que implican a Bin Laden en los atentados del día 11? ¿Cree que serían suficientes para, en el caso de realizarse un juicio, condenar a Bin Laden por estos actos?

R. En el mundo de la inteligencia, desgraciadamente, pocas pruebas son concluyentes, pues por su porpia na-turaleza las informaciones son impar-ciales, sesgadas o se encuentran en-marañadas entre falsedades. Creo que lo que se puede decir de las pruebas aportadas por los norteame-ricanos es que son un conjunto de evidencias circunstanciales que apun-tan inequívocamente a Bin Laden como el responsable de los atentados del día 11. Y si, creo que en manos de un buen fiscal bastarían para cone-narle en un juicio. El informe (dispo-nible en la red) de las conclusiones extraídas tras el análisis de las prue-bas es bastante detallado y aunque no sean las pruebas mismas, dan una buena idea de cuáles son éstas. A mí, desde luego me bastan. En cualquier caso, lo imprtante es que le han bas-tado a los gobierno miembros de la Alianza Atlántica y a las oytras na-ciones musulmanas moderadas qye apoyan a la coalición internacional.

14. - 19:09
P. ¿De qué forma está el Ejército es-pañol participando en el conflicto?

R. Como han repetido tanto el Presi-dente del Gobierno como el Ministro de Defensa, España puso a disposi-ción de las fuerza americanas las ba-ses de utilización conjunta de acuer-do con lo estipulado en el Convenio Bilateral. Además, en tanto que miembro de la OTAN, España ha re-cogido las 8 peticiones expresadas por los americanos en el Consejo Atlántico y que, básicamente, impli-can el desplazamiento de unidades navales asignadas a las flotas del Atlántico y del Mediterráneo,a otras zonas de patrulla. El mediterraneo Oriental, por ejemplo. Además, el Gobierno ha dejado la puerta abierta a otras posibles contribuciones. Pero, hoy por hoy, las fuerzas de EE.UU. se bastan para continuar con las accio-nes bélicas sobre Afganistán.

15. - 19:11
P. Sr. Bardají, ¿considera, a la vista de los nuevos acontecimientos, que es necesario continuar con el proyecto del Escudo Antimisiles? Jose Antonio y Domingo. Madrid.

R. Creo que ahora más que nunca es más urgente y necesario. Se que pue-de parecer una contradicción, pues el escudo no habría impedido el ataque de los aviones contra las Torres Ge-melas y el Pentágono. Pero cuando uno compara tres listados simples, el de los países con programas de misi-les balísticos de largo alcance; el de naciones con programas de armas de destrucción masiva; y aquellos esta-dos que patrocinan el terrorismo, surge un cuadro poco alentador, al repetirse unos cuantos en todos los listados (Irán, Irak, Corea del Nor-te...). En ese sentido, creo que sería prudente seguir desarrollando el programa de defensas antimisiles. Si en lugar de tres aviones hubieran caído tres misiles, los daños serían mucho peores. Además, el escudo ofrece la posibilidad de poder repre-saliar un acto terrorista con mayor seguridad. Piense que si Bin Laden en vez de refugiarse en Afganistán lo hiciera en un país con misiles inter-continentales y armas nucleares o químicas. La respuesta occidental sería ora muy distinta sin defensas. Lo que si creo, para terminar, es que cualquier escudo antimisiles debe proteger a todos los aliados y no úni-camente a los Estados Unidos, porque si no se crearían zonas de distinta vulnerabilidad que llevarían a opcio-nes de política exterior y estratégicas posiblemente divergentes ante de-terminadas crisis. Pero sí, creo más que nunca en el escudo antimisiles. De todas formas, a pesar de ser una estrella del programa de defensa del presidente Bush, es posible que su financiación sufra algunos recortes para alimentar con más fondos lo que los americanos llaman la 'homeland defense'. Pero espero en que pueda seguir adelante en los plazos previs-tos.

16. - 19:46
P. ¿Es cierto que España dispone de unos profesionales de Inteligencia de los mejores del mundo?

R. La eficacia de los servicios de inte-ligencia se mide por el grado de satis-facción de sus usuarios, en este caso el Gobierno español. No sabría cómo medir o comparar a nuestra inteli-gencia nacional con la de otros países, pues cada cual tiene sus objetivos informativos y prioridades peculia-res. Los servicios españoles son fuer-tes en áreas y temas donde los de otros países no lo son y viceversa, todo depende de los objetivos que se le fijen. En fin, supongo que nuestros servicios de inteligencia siguen la marcha del país y no son ni mejores ni peores que otras instituciones. Es-paña es una nación emergente y es de esperar que eso tenga una traducción institucional y también en los servi-cios de inteligencia. Ahora bien, como el 11 de septiembre ha puesto dramá-ticamente sobre la mesa, no se puede ser complaciente en este terreno y lo que es bueno puede ser mejor. Es una progresión sin fin.

17. - 19:46
P. ¿Cree usted que Europa alcanzará alguna vez la autonomía suficiente para no estar obligados a seguir la egocéntrica política militar de EEUU?

R. La Unión Europea comenzó a dar sus primeros pasos en materia de se-guridad y defensa a finales de 1998. En diciembre del 99 se adoptó lo que se conoce como headline Goal, esto es, el compromiso de crear una fuerza de reacción rápida para el 2003, orien-tada al cumplimiento de las llamadas tareas Petersberg (estoes, ayuda humanitaria, gestión de crisis y apo-yo amplio a la paz). Los atentados del día 11 han cogido a la UE a medio camino de este proceso y sin las capa-cidades de actuación autónoma asen-tadas. de ahí la declaración del Con-sejo Europeo Extraordinario de 21 de septiembre, haciendo un llamamiento a acelerar la construcción de la políti-ca de seguridad y defensa de la UE. Es el camino correcto. Aún así, es posible que haya que hacer más. No sólo es una cuestión de plazos, sino también de orientación estratégica. Afganiustán, por poner el ejemplo que nos ocupa, subraya la necesidad de contar con capacidades de comba-te real y la posibilidad de actuar en ambientes hostiles, no sólo en los más benignos de las misiones de paz. Tal vez, por tanto, sea necesario reflexio-nar sobre los límites y ambiciones de la UE y la conveniencia de ir más allá de las misiones Petersberg. Pero no va a ser una tarea fácil habida cuenta de las disparidades de criterio en el seno de la UE y de las posibles impli-caciones (en adquisiocnes, por ejem-plo) de una polñitica de defensa más integrada. Por mi parte, y personal-mente, creo que ese sería el buen ca-mino a seguir.

18. - 19:46
P. ¿Cree que si los servicios de inteli-gencia norteamericanos tuvieran la certeza absoluta de que Bin Laden no se encontrara en Afganistán deten-drían la ofensiva, o que lo ocultarían a la opinión pública para poder de-rrocar al régimen de los talibanes?

R. Los objetivos declarados por el Presidente Bush para esta guerra fue-ron dos: la captura de Bin Laden y la desarticulación de Al Qaeda; y el castigo para aquellos gobiernos que apoyan o patrocinan el terrorismo internacional. En las operaciones ac-tuales ambos objetivos se entremez-clan. Se castiga a los Talibanes para permitir una búsqueda más segura de Bin Laden y sus lugartenientes. Si Bin Laden fuera encontrado en otra zona del mundo estoy convencido de que las acciones americanas cambiarían. Es verdad que parece que el derro-camiento del régimen de Kabul es un objetivo prioritario, pero me temo que hasta que se de con un recambio político aceptable para todas las par-tes (incluido sobre todo Pakistán) los ataques americanos será por fuerza limitados y no buscarán el colapso rápido de Kabul. Pero no veo propó-sitos ocultos.

19. - 19:47
P. ¿Estaría justificado el envío de efectivos españoles a territorio afga-no?

R. España es, afortunadamente, un actor más y no desdeñable de la esce-na internacional y compartimos con nuestros vecinos, socios y aliados, ventajas e inconvenientes. Uno de ellos, nada baladí, es la amenaza del terrorismo internacional. Por otro lado, tenemos firmados compromisos bilaterales con los Estados Unidos y, más aún, somos miembros de pleno derecho de la Alianza Atlántica don-de se ha decidido que, según el artí-culo 5 de su Tratado fundacional, las agresiones del día 11 son un ataque contra todos. En fin, creo que el mar-co institucional y de compromisos es claro. Pero es más, como decía al co-mienzo, el mayor papel que quiere desempeñar España en el mundo le obliga a ser sensible a problemas que van más allá de nuestras estrechas fronteras. de ahí que yo veo natural que frente a una amenaza como la que representa Bin Laden, el Gobier-no pueda pensar en una contribución militar directa, llegado el caso, que hoy por hoy no lo es. Me parece, además, que los partidos de oposi-ción, sobre todo el PSOE, se han ma-nifestado en igual sentido. Y las en-cuestas del CIS sobre el apoyo públi-co a la participación de tropas espa-ñolas también refuerzan esta postura. Por todo ello, y por las ventajas que obtendremos de desbaratar la red Al Qaeda, creo que no es necesario bus-car mayores argumentaciones en pro de una participación directa de tropas españolas. Pero, insisto, esa decisión no se ha tomado y, posiblemente, no tenga que tomarse nunca.

20. - 19:48
P. ¿Cree usted que en el fondo del problema existe una confrontación de occidente contra el mundo islámico y viceversa? O, realmente, es un pro-blema de terroristas simple y llana-mente. Manuel Medina Pérez Osuna (Sevilla)

R. Creo que Bin Laden está intentan-do llevarnos a una lucha de civiliza-ciones, algo que, me temo, no le va resultar muy complicado. Yo creo que lo que Bin Laden de verdad quie-re es expulsar a los Estados Unidos del Golfo y poder promover, sin opo-sición, un cambio fundamentalista en Arabia Saudí, su país de nacimiento y al que está vinculado familiarmente. Su guerra es una cruzada para expul-sar al infiel de su tierra santa. Los llamamientos a la causa palestina (que nunca le han preocupado lo más mínimo) o a Irak (al que criticó por su invasión de Kuwait en su día) son elementos tácticos para movilizar una opinión social crítica con los gobier-nos moderados en un intento de desestabilizarlos. El reto esencial para nosotros es no caer en su trampa e intentar por todos los medios superar el binomio de la lucha de civilizacio-nes. pero no es sencillo, sobre todo cuando uno de los dos lados está em-peñado en hacerla realidad.

21. - 19:48
P. ¿Es previsible que sean más pode-rosas las redes del terrorismo mun-dial que los Estados o es realista afirmar que éstos si tienen los medios y posibilidades objetivas garantizar la seguridad de los ciudadanos? Gracias

R. Tras el intento de asesinato por parte del IRA a Margaret Thatcher, el gabinete de ésta recibió una llamada de un terrorista en la que dijo algo así como 'ha tenido suerte, pero para seguir viva usted tiene que tener suerte siempre, mientras que para nosotros nos basta con tener suerte una'. Es verdad, por espeluznante que parezca. Con esto quiero decir que las sociedades democráticas y liberales somos muy vulnerables frente a quienes hacen de su vida un proyecto de destrucción y terror. Ahora bien, los grupos terroristas, por sofisticados que sean, no cuentan con una total impunidad de movi-mientos ni con recursos infinitos. No son omnipotentes. En ese sentido creo que las Fuerzas de Seguridad del estado, los servicios de inteligencia y los ejércitos, son instrumentos que utilizados apropiadamente, son una garantía suficiente para asegurarnos una vida de tranquilidad, aunque no exenta de riesgos, por supuesto. No creo que sean necesarios nuevos me-canismos ni instrumentos para la lu-cha antiterrorista. Pero sí es posible mejorar la eficacia de los que hoy te-nemos. Por ejemplo, aumentando la cooperación internacional en materia de inteligencia.

22. - 19:49
P. Soy ex alumno suyo y en cierta ocasión le oí decir que estaba en co-ntra de la intervención europea en la primera de las guerras de la antigua Yugoslavia. ¿Piensa lo mismo respec-to de las de Bosnia y Kosovo? ¿De qué sirvió la intervención en Kosovo, cual ha sido su rentabilidad y de que sirve ese patético TPI?

R. Efectivamente, siempre he sido crítico de las misiones de paz y no me arreiento de ello, pero debería cualifi-car el por qué. Las tareas humanita-rias y de apoyo amplio a la paz son algo inevitable y que se deriva de la herencia recibida de la guerra fría, en Europa y en el resto del mundo. No hay escapatoria porque impera el disgusto moral frente al horror y las atrocidades. Ahora bien, que sean inevitable no significa que las consi-dere deseables o la razón última de la existencia de los ejércitos. Es en ese sentido que me preocupaban y me preocupan las misiones de paz. Para mí, la esencia de las fuerzas armadas es el combate. Claro que pueden y deben acometer otros cometidos, pe-ro no si sacrifican su misión esencial, la disuasión y en su caso la acción bélica. Durante los 90 nos hemos ins-talado en una mentalidad que ha lle-vado a las misiones de paz a lo má salto de la pirámide estratégica y eso, como veremos en Afganistán, es un inmenso error. Kosovo ¿fue un error? Creo que no porque no era posible dejar que Milosevic se saliera con la suya. Otra cosa es que como dice el general Wesley Clack (a la sazón co-mandante supremo en Europa, SA-CEUR) en sus recientes memorias, la guerra se hubiera podido librar de otra forma.

23. - 19:55
P. MENSAJE DE DESPEDIDA:

R. Desgraciadamente el tiempo no es un bien estirable para mi y a pesar de mi interés y satisfacción por poder estar chateando desde las páginas de ELPAÍS.es, debo poner fin a esta se-sión. Siento de verdad no haber sabi-do responder más rápido y haber, así, satisfecho el interés de muchos de quienes han mostrado su interés con sus preguntas. En cualquier caso, confío en que sepan disculparme. Espero que a los que he respondido estén más o menos satisfechos con mis contestaciones. Y si no, también les ruego que me disculpen. La gue-rra, desgraciadamente, no sólo es el infierno, como decía el general Uslys-ses S. Grant, sino que está llena de incógnitas que no siempre se pueden resolver. Muchas gracias a todos