Obama: disculpas irrelevantes

por Thomas Sowell, 10 de junio de 2008

Es sorprendente lo seriamente que los medios se están tomando las últimas declaraciones del Senador Barack Obama acerca de la diatriba racista más reciente procedente del púlpito de la iglesia a la que ha asistido durante 20 años. Pero de una forma u otra, ni esas declaraciones ni la disculpa por esta diatriba del Padre Michael Pfleger importan realmente. Tampoco la tardía renuncia del Senador Obama a esa iglesia.
 
En el caso de cualquier político, lo que importa no es su retórica en año electoral, ni el abandono de una iglesia en año electoral, sino su historial en los años previos a las elecciones. Pero tantas personas están tan fascinadas por las habilidades retóricas de Barack Obama que no les importa su historial de votaciones en el Senado norteamericano, su historial de votaciones en el Senado estatal de Illinois, las causas que a lo largo de los años ha elegido promover, o el carácter personal y los valores del candidato revelados por sus acciones y relaciones.
 
A pesar de la inteligente maniobra de relaciones públicas por parte de los partidarios de Obama relacionada con evitar “la culpa por asociación”, hay mucho más en juego que la vinculación casual con personas como Jeremiah Wright o el Padre Pfleger.
 
Además de donar 20.000 dólares de su propio bolsillo a Jeremiah Wright, como senador del estado Obama canalizó 225.000 dólares en fondos de los contribuyentes de Illinois a programas dirigidos por el Padre Pfleger. En el Senado de los Estados Unidos, Obama destinó 100.000 dólares de la recaudación federal al trabajo del Padre Pfleger. Conceder más de 300 asignaciones económicas no es una asociación simplemente tenue y casual.
 
¿Quedan plasmadas las opiniones de Barack Obama en lo que dice durante un año electoral, o en lo que lleva décadas haciendo con anterioridad? El contraste radical entre la imagen electoral de Obama como superador de divisiones y su carrera entera de promover la política de agravios de la extrema izquierda, en asociación con fanáticos del odio a América como Jeremiah Wright y Bill Ayers, son barridas a un lado por sus partidarios que hablan de volver a “los verdaderos asuntos.”
 
No hay nada más verdadero que los valores y el carácter de un hombre. El historial de lo que ha hecho realmente es mucho más real que cualquier cosa que diga, al margen de lo elegantemente que lo diga. No hay ningún cargo en el que el carácter y los valores de la persona importen más que en el puesto de Presidente de los Estados Unidos. Él tiene el destino de 300 millones de americanos en sus manos y el destino de generaciones aún por nacer.
 
Nunca fue eso más cierto que hoy, con Irán cada vez más cerca de una bomba nuclear mientras Naciones Unidas se cruza de brazos y el Congreso agota sus sesiones con todo desde los esteroides en los deportes a partidas económicas destinadas a proyectos animales en el país.
 
¿Alguien considera seriamente lo que significaría para Irán tener armas nucleares? Ya están abasteciendo a terroristas con los medios para matar gente en otros países, incluyendo asesinar a tropas americanas en Irak.
 
El Senador Obama ha estado restando importancia a la amenaza de Irán, diciendo que es simplemente “un pequeño país,” no como la Unión Soviética. La gente que empotró aviones contra el World Trade Center formaba un grupo aún más reducido que el gobierno iraní.
 
Media docena de terroristas así con armas nucleares constituiría un peligro mayor de lo que supuso nunca la Unión Soviética, porque los líderes soviéticos no eran terroristas suicida. Podían ser disuadidos por la amenaza de lo que haríamos a Moscú si atacaban Nueva York.
 
No se puede disuadir a fanáticos suicidas. No se van a detener a menos que sean detenidos. La retórica no va a lograrlo. No solamente el Senador Obama, sino demasiados americanos más parecen no tener idea del odio virulento que puede conducir a la gente a destruir sus propias vidas con el fin de atacar a otros.

Pero los terroristas han hecho esto repetidamente, no solamente en Irak y en Israel, sino en otros países de todo el mundo - incluyendo a Estados Unidos el 11 de Septiembre. ¿Ya nos hemos olvidado de cómo celebraban alegremente por la calle los palestinos la noticia del ataque contra el World Trade Center? ¿Cómo las grabaciones de decapitaciones sádicas de inocentes por parte de terroristas han encontrado una audiencia diligente en Oriente Medio?
 
¿Vamos a dejar que nuestros hijos sean rehenes de sádicos llenos de odio con armas nucleares? ¿Vamos a confiar en la retórica de Barack Obama para protegerles?
 
La política exterior del Senador Obama parece encontrarse en alguna parte entre el “¿no podemos simplemente pasar página?” de Rodney King y el “¿preocupado, yo?” de Alfred E. Neuman.

 
 
Thomas Sowell  es un prolífico escritor de gran variedad de temas desde economía clásica a derechos civiles, autor de una docena de libros y cientos de artículos, la mayor parte de sus escritos son considerados pioneros entre los académicos.  Ganador del prestigioso premio Francis Boyer presentado por el American Enterprise Institute, actualmente es especialista decano del Instituto Hoover y de la Fundación Rose and Milton Friedman
 
 
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