Se buscan idiotas útiles, preferiblemente marxistas. Razón: Teherán

por Amir Taheri, 25 de octubre de 2007

Impacientes por crear lo que ellos llaman 'un frente global progresista', los presidentes de Irán y Venezuela, Mahmoud Ahmadinejad y Hugo Chavez, están financiando proyectos para destacar 'el parentesco ideológico entre la izquierda y el islam revolucionario”.
 
La temática -- impuesta por Ahmadinejad durante su reciente visita a Venezuela, Nicaragua y Bolivia -- inspiraba un seminario de 4 días organizado por sus partidarios en la Universidad Islámica de Teherán la semana pasada (sufragado en parte por Chávez).
La idea era que la conferencia diera lugar a una síntesis de las ideologías marxista y jomeinista y destacase lo que el líder iraní ha etiquetado como 'la faceta divina de la guerra revolucionaria'. Pero el propio acto demostró ser bastante desconcertante.
 
El título de la conferencia era “[El] Che como Chamran”, un juego de palabras diseñado para enfatizar 'los objetivos comunes' del marxismo y el islamismo. Honraba a Mustafá Chamran en el vigésimo sexto aniversario de su muerte, que coincidía con el 40 aniversario de la muerte del icono guerrillero cubano-argentino Che Guevara.
 
Chamran era un militante jomeinista de origen iraní que se convirtió en ciudadano norteamericano en los años 60 antes de viajar al Líbano, donde fundó el grupo guerrillero Amal. Ingresó en Irán en 1979 y ayudó a los mulás a hacerse con el poder. Nombrado ministro de defensa por Jomeini en 1981, fallecía en un accidente de tráfico unos cuantos meses más tarde.
 
La conferencia tuvo tres invitados de honor: Mahdi Chamran, hermano de Mustafá y socio de Ahmadinejad, la hija del Che, Aleida, y su hijo Camilo.
 
Aleida, una pediatra que reside en La Habana, llevaba el hiyab jomeinista obligatorio, mientras que su hermano se había dejado crecer la barba de cuatro días para complacer a los anfitriones. También estaban presentes un abanico de “Guevaristas' europeos y latinoamericanos de edad avanzada y asalariados libaneses de Hezbolá.
 
Al principio, la conferencia transcurrió sin novedad mientras los participantes convenían en que la única fuente de la maldad del mundo es América y sus 'ambiciones consumidoras de territorios'.
 
Los jomeinistas estaban encantados de escuchar a sus invitados europeos y latinoamericanos denunciar 'los criminales planes de América de atacar la revolución islámica', e insistir en que Irán tiene todo el derecho a desarrollar su capacidad nuclear.
Los vetustos Guevaristas estuvieron igualmente complacidos mientras sus anfitriones elogiaran al icono de camisetas como 'un luchador por la justicia universal'.
 
Mahdi Chamran afirmaba que Ahmadinejad, Chávez y “los líderes de la revolución en Nicaragua y Bolivia” pertenecen a la misma familia de 'luchadores por la justicia universal'. Otro orador jomeinista, Mortaza Firuzabadi, invitaba a todas las fuerzas antiamericanas a aceptar la directiva del régimen revolucionario de Ahmadinejad. “Nuestro objetivo es liberar a la pisoteada humanidad y restaurar los derechos violados de todas las naciones', decía. 'En esta jihad global no reconocemos fronteras”.
 
Las cosas empezaron a torcerse gracias a uno de los ponentes relevantes, Hajj Saeed Qassemi, cuyo cargo es el de 'coordinador de la Asociación de Voluntarios para el Martirio Suicida'. Elogiando al difunto “Shé” como 'verdadero revolucionario que hizo temblar al Gran Satán americano', 'desvelaba' que Guevara había sido “un hombre verdaderamente religioso que creía en Alá y odiaba el comunismo y a la Unión Soviética”.
 
“Hoy, el comunismo ha sido dispuesto en el cubo de basura de la historia según lo previsto por el imán Jomeini', decía Qassemi. 'Por tanto los progresistas de todo el mundo tienen que aceptar el liderazgo de nuestro movimiento religioso pro-justicia”.
 
Reclamando el derecho de réplica, Aleida Guevara informaba a la conferencia de que los comentarios de Qassemi se podrían basar en una mala traducción: 'Mi padre nunca mencionó a Alá', dijo mientras el auditorio suspiraba de disgustada incredulidad. 'Nunca conoció a Alá'.
 
Los comentarios provocaban una conmoción en medio de la que Aleida y su hermano eran despachados por la puerta de atrás, metidos en un coche y llevados a su hotel con escolta.
 
Qassemi volvió a la palestra para desatar un ataque fuera de guión contra 'los ateos comunistas'. Pedía a 'la izquierda de Latinoamérica y de todas partes' que aclarase su postura. Afirmaba que Guevara y su 'Guía Supremo Fidel Castro' habían decidido esconder sus creencias religiosas con el fin de asegurarse “el apoyo soviético”.
 
“Ambos eran hombres de Alá y nunca creyeron en el socialismo ni el comunismo', afirmaba convencido. 'La Unión Soviética ha desaparecido', enfatizaba. 'Las riendas de los pisoteados han pasado a nuestra República Islámica. Aquellos que quieren destruir a América tienen que comprender la realidad y no dejarse enmarañar con palabras”.
 
Unas cuantas horas después del incidente, los hijos de Guevara asistían a otra reunión, esta vez organizada en la Universidad Amir-Kabir por un colectivo llamado Milicia de Movilización de los Oprimidos. Camilo Guevara confirmaba las observaciones de su hermana, pero insistía en que 'los progresistas de todo el mundo' se centran en combatir a América en lugar de examinar las creencias personales de los demás.
 
Al final del día, los dos vástagos de Guevara se habían convertido en personas non gratas. Los medios controlados por el estado que les habían dado trato de VIPs olvidaban súbitamente su existencia. El aniversario de la muerte de Guevara era mencionado de pasada sin ninguna referencia a su marxismo.
 
La República Islámica prohíbe por ley todas las ideologías no jomeinistas, pero dos son específicamente punibles con penas de cárcel o muerte: el socialismo y la democracia liberal.
 
Los dos Guevara, que abandonaron la República Islámica con cierta precipitación, lograron enfurecer a algunos progresistas iraníes. Los parientes rechazaron mencionar los arrestos en masa de los líderes de los trabajadores por todo Irán en los últimos meses o condenar la presente ola de represión contra los sindicalistas, las organizaciones feministas, los profesores o los trabajadores del sector agrícola.
 
'A esta gente no le importan un carajo las masas oprimidas', dice Parviz Jamshidi, abogado de los sindicalistas encarcelados. 'Para ellos, los trabajadores no representan sino una abstracción, una excusa para aparentar ser de izquierdas y chic. No ven que el régimen jomeinista está en guerra contra los estratos más pobres de nuestra sociedad”.

 
 
Amir Taheri es periodista iraní formado en Teherán. Era el editor jefe del principal diario de Iran, el Kayhán, hasta la llegada de Jomeini en 1979. Después ha trabajado en Jeune Afrique, el London Sunday Times, el Times, el Daily Telegraph, The Guardian, Daily Mail, el International Herald Tribune, The Wall Street Journal, The New York Times, The Los Angeles Times, Newsday y el The Washington Post, entre otros. Actualmente trabaja en el semanario alemán Focus, ha publicado más de una veintena de libros traducidos a 20 idiomas, es miembro de Benador Associates y dirige la revista francesa Politique Internationale.
 
 
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