Un juez ecuatoriano contra el ministro que humilló a las FARC

“Le basta al gobernante actual proclamarse de izquierda para que todo le sea permitido y todo le sea perdonando”- Nicolás Gómez Dávila

 

El domingo 28 de junio fue una mala jornada para el socialismo del siglo XXI y el ALBA. En Argentina, el matrimonio presidencial Kirchner sufrió una gran derrota en las elecciones parlamentarias y provinciales que Cristina había adelantado en cuatro meses: menos del 27% de los votos a nivel nacional^[1], reforzamiento de sus rivales en el Partido Justicialista, derrota de Néstor ante un peronista disidente^[2] en la provincia de Buenos Aires y triunfo de los ruralistas^[3], a los que Néstor llegó a acusar de usar los tractores como si fueran tanques^[4] . Y en Honduras, las instituciones democráticas destituyeron al presidente Manuel Zelaya antes de que acabase de subvertir el orden constitucional con su consulta declarada ilegal^[5].

 

Sin embargo, el bando bolivariano aplica la máxima de que la revolución es como una bicicleta: si el camarada deja de pedalear, se cae. Por ello, despliega varias tácticas simultáneas para conseguir su estrategia: cuando un peón cae o queda bloqueado, mueven otro o recurren a los alfiles y los caballos. El ejemplo más palmario es la rapidez con la que el ALBA ha movilizado a la Organización de Estados Americanos contra el nuevo Gobierno hondureño. Los Gobiernos democráticos de América y Europa, incluidos el de Washington y el de Madrid, han aceptado ponerse en el mismo bando que los dictadores Castro y Chávez. Las nuevas autoridades hondureñas se lamentan de que la OEA no haya condenado^[6] las amenazas de invasión proferidas por el caudillo Hugo Chávez para defender a su pupilo Zelaya^[7]. La OEA también calla ante otros atropellos de Chávez, consumados con los hechos y no limitados a los exabruptos: el alcalde de Caracas (donde la delincuencia mata a ocho personas cada día^[8]) se puso en huelga de hambre el 2 de julio delante de la sede de la OEA en la capital venezolana para pedir la intervención del organismo ante el despojo de competencias que está haciendo el chavismo a los ayuntamientos y las provincias controlados por la oposición^[9]. Otro ejemplo es el informe del Ministerio de Interior del Gobierno de Perú que asegura que Caracas ha movido las recientes protestas por motivos laborales^[10] y que publicó El Comercio el día 6.

 

 

Como nos ha enseñado la Audiencia Nacional española, una de las armas más letales que existen es un juez estrella al servicio de una misión progresista. La izquierda iberoamericana está recurriendo a la misma arma que ha empleado la izquierda europea contra Israel: los jueces. Si los medios de comunicación están escorados a la izquierda, otro tanto se puede decir de la judicatura. La derecha prefiere dedicarse a ganar dinero y dejar la guerra cultural a francotiradores y poetas.

 

El 29 de junio, sólo un día después de la mala jornada bolivariana, un juez penal de la provincia de Sucumbíos (Ecuador), Daniel Méndez, ordenó la prisión preventiva del ex ministro de Defensa colombiano Juan Manuel Santos. El delito de Santos era el de haber dirigido un ataque militar en marzo de 2008 contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio ecuatoriano. En esa operación murió, junto a otros 24 terroristas, el jefe guerrillero Raúl Reyes, y las Fuerzas Armadas colombianas se apoderaron de varios ordenadores. El ataque fue, cómo no, condenado por la OEA. Cuando se conoció la petición, que el Gobierno de Rafael Correa transmitió a la Interpol, Santos se encontraba en Londres; como carece de fuero diplomático o gubernamental alguno el Gobierno de Álvaro Uribe tenía prevista la concesión de un pasaporte diplomático a fin de garantizar su inmunidad. Por fortuna, la Interpol rechazó la petición ecuatoriana por su carácter político.

 

La decisión del juez Méndez, casual o consecuencia (que cada cual crea lo que quiera), supone una interferencia en el proceso electoral colombiano^[11]. En mayo de 2010 se elegirá al presidente de Colombia. Ya empiezan a postularse candidatos por los diversos partidos, a la vez que está en el aire la posibilidad de que Álvaro Uribe se presente a un tercer mandato previa reforma de la Constitución mediante un referéndum. Santos es uno de los candidatos que, en estos momentos, cuentan con más aprecio popular en el caso de que Uribe se retirase; por eso dimitió de su cargo de ministro en mayo pasado. Las presiones de Correa y Chávez podrían jugar a favor o en contra de Santos. He aquí un argumento electoral en la campaña por parte de sus adversarios: si santos ganase, Colombia quedaría aislada de sus vecinos y éstos podrían mostrar su hostilidad aumentando su protección a las FARC.

 

Del juez Méndez, cuyo acto no ha sido desautorizado ni criticado por el presidente Correa, cabe decir que en 2004 anuló el proceso contra Nubia Calderón, militante activa de las FARC y contacto directo de Raúl Reyes con políticos y empresarios de Quito. Calderón había sido detenido con varios miles de dólares en su poder y con papeles falsos. Méndez ordenó que se le suspendiera el proceso y, además, que se le devolviera el dinero. El asunto es que en el ordenador de Reyes hay indicios de que hubo un arreglo de las FARC con la justicia para lograr la liberad de Calderón. Aunque no está claro si Reyes movió influencias en los tribunales o si pagó por ello^[12].

 

He aquí lo que le aguarda a los políticos colombianos que luchan contra el terrorismo de las FARC y el ELN: demandas presentadas por los de siempre ante tribunales amigos. La doble vara de medir que nos mostró la Audiencia Nacional cuando procesó al general Pinochet a la vez que rechazaba los procesamientos, por idénticos delitos, del cubano Fidel Castro^[13] y del guineano Obiang Nguema^[14]. Como dice el gran pensador colombiano Nicolás Gómez-Dávila, “le basta al gobernante actual proclamarse de izquierda para que todo le sea permitido y todo le sea perdonando”^[15].

 

 

Observemos la paradoja: el Gobierno de Ecuador -que formalizó el mes pasado su adhesión^[16] al ALBA- no es capaz de impedir que una guerrilla extranjera convierta su territorio en un santuario, pero reacciona en defensa de su soberanía cuando el Gobierno vecino, ante su ineficacia, actúa por cuenta propia.

 

La actual crisis que se está viviendo en el Caribe, que no es sino una manifestación de un movimiento mucho más amplio y peligroso, sobre todo por sus efectos en muchos gobernantes y medios de comunicación occidentales. Éstos sólo parecen aceptar los Gobiernos elegidos en unas elecciones, sin importarles la libertad de las personas o el posterior ejercicio del poder. Se está consagrando la democracia formal -tan criticada, llamativamente, por la izquierda no hace tanto tiempo- como única regla para aceptar o rechazar un Gobierno. Como han declarado los obispos hondureños en un atinado comunicado^[17], la democracia no se limita a que la gente meta papeletas en una urna.

 

Amén.