Autor: Eduardo Mackenzie

Llama la atención el hecho de que Rodrigo Rivera, el ministro colombiano de Defensa, en su larga entrevista con la revista Semana del 11 de septiembre pasado, no haya mencionado ni una sola vez el papel que juegan Cuba, Venezuela y Ecuador en la súbita ofensiva terrorista lanzada en estas últimas semanas por las Farc y el Eln.

Con su nuevo atentado en Bogotá, las Farc le dijeron a Colombia que Chávez, a pesar de sus frases en Santa Marta, no los expulsará y sí seguirá cubriendo sus crímenes. La prueba es que Chávez no ha condenado el atentado del 12 de agosto y no lo hará jamás.

En la noche del lunes 12 de julio de 2010, un servicio secreto de la policía chavista irrumpió violentamente en el domicilio caraqueño de Alejandro Peña Esclusa, conocido miembro de la oposición venezolana.

Ese proceso es, pues, una montaña de injusticias y de enigmas. Es el escándalo más grande de la historia judicial de Colombia. Ese fallo es una mancha infamante para toda la rama judicial, la cual será lavada por el juez de la segunda instancia

La votación del 30 de mayo evidenció que la hora de la ingratitud y del cinismo no ha llegado a Colombia. La voluntad popular se manifestó con claridad en las urnas, como lo había hecho en las legislativas de marzo: el país agradece y quiere la continuidad de la obra emprendida por el Presidente Álvaro Uribe.

En los últimos días de campaña, Mockus y los suyos han empleado dos estratagemas. La primera,hacer olvidar que a las FARC las está venciendo Uribe y no él; la segunda, acusarle indirectamente de crímenes de guerra.

Al menos ocho de los 30 frentes en actividad hoy de las FARC (en 2001 eran 60) están dedicados de tiempo completo a la producción y exportación de alcaloides (cocaína y marihuana, en particular), después de haber eliminado, en vastas zonas, a los intermediarios.

¿Antanas Mockus, es el Zelaya colombiano? Ante la vasta operación de desorientación, todo es posible. Las campañas electorales en América Latina, sobre todo las presidenciales, están bajo el rigor de la conspiración chavista.

Gossain dijo esto: "Los colombianos tenemos derecho a saber quién fue el que intentó convertir a nuestro país en un Estado de policías y de terroristas del Estado". Es grave hablar así, sobre todo sin tener pruebas de nada.

El gobierno francés, el Partido Socialista francés y la Unión Europea, condenaron el asesinato del gobernador del Caquetá. ¿Aceptarán ellos hablar con Piedad Córdoba, escuchar sus propuestas, secretas y públicas, a sabiendas de que ella trató de sembrar dudas acerca de la responsabilidad de las FARC en ese crimen? ¿A sabiendas de que ante las atrocidades más recientes ella no ha expresado una sola frase de compasión por las víctimas y de condena a las FARC?