Autor: Rachel Ehrenfeld
Una política exterior y de seguridad de la España post-Zapatero
En política, los errores se pagan. En política internacional, muy caros. Estos cuatro años de Rodríguez Zapatero nos dejan una herencia complicada de manejar. El presidente español ha conseguido no hablarse con el presidente de los Estados Unidos; ser ignorado por los líderes de las grandes potencias europeas; e insultado por quienes considera sus amigos, de Chávez a Evo pasando por los Castro. Rodríguez Zapatero ha logrado en un tiempo record que España deje de contar en la escena mundial y que no sea considerada ya una nación seria y responsable.
Muestras distintas de un mismo enemigo
El pasado octubre, el Presidente George W. Bush identificaba por fin a nuestros enemigos: 'Radicales islámicos... dotados de poder por colaboradores y partidarios... y reforzados mediante operaciones fachada... y aquellos que financian agresivamente la expansión de la versión radical e intolerante del Islam'. Sin hacer distinción entre radicales sunníes o chi'íes, concluía que derrotar 'a la ideología criminal de los radicales islámicos' es 'el gran desafío de nuestro siglo'.
La conexión Rusia - Hamas
Es probable que oponerse a sanciones punitivas para Irán en la ONU y aprobar a Hamas le salga muy caro a Rusia.
La ONU concede un aumento a Hamas
El incremento salarial de la UNWRA (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East) contribuye directamente al presupuesto de Hamas.
Hamas apunta a España
Los esfuerzos de Moratinos a comienzos de este año por retirar a Hamas de la lista de terroristas de la Unión Europea han hecho poco por alterar la agenda de Hamas. No sólo es Palestina lo que se pide liberar a los niños del West Bank o Gaza; ahora se les pide que liberen Sevilla.
La jihad chechena
La conexión entre terrorismo internacional y el movimiento independentista de Chechenia es sustancial y explícita, pero con demasiada frecuencia es ignorada en Occidente.
Demandar a la Autoridad Palestina
La precipitada y furiosa dimisión de Fayad, que era visto por todos como el símbolo de un nuevo sistema de reforma financiera palestina, debería haber acabado en sanciones inmediatas contra la corrupción masiva de la AP.