¿McCain o no McCain? Apuntes para un debate

por Alberto Acereda y Pablo Kleinman, 6 de marzo de 2008

Pablo Kleinman: “los republicanos han hecho muy bien en escoger al 'candidato disidente'; al patriota que pone el país por delante de los intereses sectarios y que sin dejar de ser políticamente lo que siempre fue, es visto como un personaje conciliador”.

¿Quién es McCain? En primer lugar es un héroe de guerra clásico. Resistió varios años como prisionero del Vietcong cuando podría haber estado menos de la cuarta parte del tiempo, ya que su padre era un almirante importante en la Marina de Guerra. Pero de se negó a cualquier privilegio y a ser liberado antes que el resto de sus compañeros presos.

McCain fue un caso típico de la 'revolución Reagan' de principios de los años 80. Como senador mantuvo una línea que si bien fue leal al partido, también incluyó iniciativas bipartidistas y, muchas veces, posiciones independientes que trascendían las posiciones oficiales de ambos partidos políticos. Aquí es donde los más ortodoxos comienzan a ponerle objeciones: Junto con otros 6 republicanos y 7 demócratas, integró el grupo de los 14 que destrabó las nominaciones judiciales de Bush y varios otros proyectos legislativos. Algunos no le perdonan haber sido el autor, junto con un congresista demócrata, de una ley que restringe bastante la financiación de las campañas electorales (algo que es un problema, claro está, puesto que un candidato para ser viable tiene que juntar cientos de millones de dólares para superar una elección primaria). Pero nadie podrá decir, primero, que McCain no sea un tipo de principios; y segundo, que su interés principal no sea el bienestar de la nación, por y sobre todo lo demás.
 
La reputación de McCain es intachable y por eso ahora la izquierda está empezando a circular rumores sobre su presunta inestabilidad emocional. Como no se le puede acusar de deshonesto, ni de partidista, ni de cobarde o corrupto, empiezan a decir que es temperamental, que es como un volcán que hace erupción cuando se enfada... quieren pintarlo como un personaje demasiado peligroso como para estar cerca del famoso 'botón' nuclear. Esto -objetivamente una estupidez y una calumnia- trata de presentar a McCain como otro veterano de Vietnam que volvió con varios tornillos flojos. Su trayectoria no indica nada de eso y si bien puede haber sido de acusado de “gritón” -también lo es Bill Clinton-, hay un trecho entre esto y ser el loco de atar que los demócratas van a tratar de repetir para referirse a él en los próximos meses.

En un momento en el que hay en el país mucho desencanto con el legado de Bush (y cuando, al menos actualmente, su presidencia es vista por la gran mayoría como un fracaso), los republicanos han hecho muy bien en escoger al 'candidato disidente'; al patriota que pone el país por delante de los intereses sectarios y que sin dejar de ser políticamente lo que siempre fue, es visto como un personaje conciliador, abierto, que sabe llegar a acorduerdos con la oposición para sacar las cuestiones nacionales adelante.
 
Quizás los republicanos teman que McCain renuncie a sus principios para pactar, pero yo no creo que este sea el caso. Lo que está claro es que un tipo que estuvo cinco años en un calabozo, prisionero de los enemigos de este país, seguramente no vea a un enemigo al otro lado del pasillo del Senado sino a un compatriota con puntos de vista diferentes con el que hay que buscar terreno en común. Tras la presidencia de Bush puede ser que McCain, con otro talante, sirva para reparar esas fisuras sociales.

Finalmente, es bueno que haya un realineamiento dentro del partido y que los ultraconservadores y evangelistas no tengan más tiempo el control de lo que siempre fue una coalición entre quienes defienden los valores tradicionales, quienes defienden el concepto de estado pequeño y la libertad económica, y quienes quieren unas fuerzas armadas poderosas. La vuelta a un lugar de centro derecha, donde los distintos sectores de la tradicional coalición republicana están más representados (sin que uno en particular pese mucho más que los demás, como fue el caso hasta ahora con los evangelistas) parece saludable y un buen cambio.

En este país nunca hubo extrema derecha o extrema izquierda como en Europa, sino una tradición de centro con variaciones más leves que han permitido coherencia y continuidad y que espero que se recuperen muy pronto. Una presidencia McCain contribuiría a ello de manera importante.
Pablo Kleinman.
 
Alberto Acereda: “de salir nominado John McCain en 2008, los Republicanos volverán a perder, sobre todo si es Obama el nominado demócrata. Y aun ganando, la cuestión radicará en que McCain tendrá poca capacidad de movimiento por las mayorías demócratas en las dos cámaras”.
 
Pese al respeto que cabe tener a un héroe de Guerra como McCain y pese a que cuya política exterior sería positiva para luchar contra el yihadismo radical, vale la pena recordar sus más que dudosos credenciales en cuestiones de política interior, particularmente en lo económico. Lo cierto es que por McCain no daba nadie un dólar hasta las primarias de New Hampshire. Su nominación llega solo como consecuencia de la división existente entre el electorado conservador (Romney, Thompson, Huckabee...) y el enorme fallo estratégico en la campaña de Giuliani. Es decir, que McCain será el nominado por 'default' y como resultado del apoyo que desde Florida ha obtenido de los 'moderados' e 'independientes' que controlan la maquinaria electoral en el Partido Republicano al que han llevado a una fractura de malas consecuencias para el futuro.
 
Pese a lo que se quiere presentar, McCain no es un conservador en materia social ni fiscal, tal y como prueba el análisis de centros económicos como el 'Club for Growth'. No puede olvidarse la conocida disidencia de McCain y su gusto por acercarse a Ted Kennedy y a los intervencionistas del Partido Demócrata. Tal es el abominable gasto que McCain proponía en su fallida Ley de Amnistía que a dúo él y Kennedy quisieron colar a los contribuyentes norteamericanos el pasado verano, con el consiguiente gasto de millones de dólares del erario público.
 
Puestos a ver el récord de acciones recientes perpetradas por McCain contra los principios conservadores, cabría preguntarse ¿qué diría Reagan de la Ley 'McCain-Feingold', encaminada a regular la cantidad, el contenido y el momento en que podía hacerse el discurso político de campaña? ¿Qué diría Reagan de esa flagrante limitación de la libertad de expresión que es la Ley McCain-Feingold? ¿Y qué diría Reagan de un McCain que lideró en el Senado el grupo de los catorce 'filibusteros' que intentaron perjudicar seriamente al Partido Republicano en las nominaciones judiciales propuestas por el Presidente Bush? ¿O qué diría Reagan de la oposición de McCain y de su voto en contra de los recortes de impuestos fiscales de Bush en 2001? Lo mismo podríamos decir de las posiciones de McCain en cuanto al llamado 'calentamiento global' y otras cuestiones.
 
La historia se repite y estamos ante un calco de lo que llevó a las derrotas republicanas en 1976 con Gerald Ford, en 1992 con Bush Padre (que optó a un segundo mandato pero no fue reelegido) y en 1996 con Bob Dole... Cada vez que el conservadurismo se olvida de sus principios, pierde. Bush hijo estuvo a punto de perder en 2004 precisamente por olvidarse de algunos de esos valores. Le salvó el miedo de los norteamericanos a otro 11-S. En 2006 los republicanos perdieron las intermedias por olvidarse de los principios conservadores. Y de salir nominado John McCain en 2008, los Republicanos volverán a perder, sobre todo si es Obama el nominado demócrata. Y aun ganando, la cuestión radicará en que McCain tendrá poca capacidad de movimiento por las mayorías demócratas en las dos cámaras... Y entre quedar como un mal presidente o aceptar las exigencias de los demócratas, acabará haciendo lo segundo. A McCain solo le puede salvar la elección de un vicepresidente verdaderamente conservador. Si no tiene eso con él, no tendrá el necesario voto de los conservadores.
Alberto Acereda.

 
 
Pablo Kleinman es Editor del Diario de América (www.diariodeamerica.com).
Alberto Acereda es catedrático universitario, escritor y analista político, especialista en temas culturales transatlánticos y Miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua.